Tercera parte > Cristo > Nacimiento de Cristo > Sobre la manifestación del nacimiento de Cristo > ¿El nacimiento de Cristo debió ser manifestado por los ángeles y por medio de la estrella?
Tertia pars
Quaestio 36
Articulus 5
[48433] IIIª q. 36 a. 5 arg. 1 Ad quintum sic proceditur. Videtur quod non debuerit manifestari per Angelos Christi nativitas. Angeli enim sunt spirituales substantiae, secundum illud Psalmi, qui facit Angelos suos spiritus. Sed Christi nativitas erat secundum carnem, non autem secundum spiritualem eius substantiam. Ergo non debuit per Angelos manifestari.
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Tercera parte
Cuestión 36
Artículo 5
[48433] IIIª q. 36 a. 5 arg. 1
DIFICULTADES. Parece que el nacimiento de Cristo no debió ser manifestado por los ángeles (Lc 2,8).
1. Los ángeles son sustancias espirituales, según palabras de Sal 103,4: Que hace ángeles a sus espíritus. Pero el nacimiento de Cristo acontecía según la carne, no según su sustancia espiritual. Luego no debió ser manifestado por los ángeles.
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[48434] IIIª q. 36 a. 5 arg. 2 Praeterea, maior est affinitas iustorum ad Angelos quam ad quoscumque alios, secundum illud Psalmi, immittet Angelus domini in circuitu timentium eum, et eripiet eos. Sed iustis, scilicet Simeoni et Annae, non est manifestata Christi nativitas per Angelos. Ergo nec pastoribus per Angelos manifestari debuit.
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[48434] IIIª q. 36 a. 5 arg. 2
2. La afinidad de los justos con los ángeles es mayor que con cualesquiera otros seres, conforme a aquellas palabras de Sal 33,8: El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen, y los libra. Ahora bien, a los justos, esto es, a Simeón y Ana, no les manifestaron los ángeles el nacimiento de Cristo. Luego tampoco debieron manifestarlo a los pastores.
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[48435] IIIª q. 36 a. 5 arg. 3 Item, videtur quod nec magis debuit manifestari per stellam. Hoc enim videtur esse erroris occasio quantum ad illos qui existimant sidera nativitatibus hominum dominari. Sed occasiones peccandi sunt hominibus auferendae. Non ergo fuit conveniens quod per stellam Christi nativitas manifestaretur.
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[48435] IIIª q. 36 a. 5 arg. 3
3. Parece que ni a los Magos debió serles manifestado el nacimiento de Cristo por medio de la estrella (Mt 2,2.9), pues da la impresión de que eso sería ocasión de error para los que piensan que los astros se enseñorean del nacimiento de los hombres. Pero las ocasiones de pecar deben ser apartadas de los hombres. Luego no fue conveniente que el nacimiento de Cristo fuese revelado por medio de la estrella.
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[48436] IIIª q. 36 a. 5 arg. 4 Praeterea, signum oportet esse certum, ad hoc quod per ipsum aliquid manifestetur. Sed stella non videtur esse signum certum nativitatis Christi. Ergo inconvenienter fuit Christi nativitas per stellam manifestata.
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[48436] IIIª q. 36 a. 5 arg. 4
4. Para que algo sea manifestado por medio de un signo, éste debe ser cierto. Ahora bien, la estrella no parece que sea una señal segura del nacimiento de Cristo. Luego resulta incorrecto que el nacimiento de Cristo fuese manifestado por medio de una estrella.
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[48437] IIIª q. 36 a. 5 s. c. Sed contra est quod dicitur Deut. XXXII, Dei perfecta sunt opera. Sed talis manifestatio fuit opus divinum. Ergo per convenientia signa fuit effecta.
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[48437] IIIª q. 36 a. 5 s. c.
POR OTRA PARTE, está lo que se dice en Dt 32,4: Las obras de Dios son perfectas. Ahora bien, tal manifestación fue obra de Dios. Luego se realizó mediante señales oportunas.
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[48438] IIIª q. 36 a. 5 co. Respondeo dicendum quod, sicut manifestatio syllogistica fit per ea quae sunt magis nota ei cui est aliquid manifestandum, ita manifestatio quae fit per signa, debet fieri per ea quae sunt familiaria illis quibus manifestatur. Manifestum est autem quod viris iustis est familiare et consuetum interiori spiritus sancti edoceri instinctu, absque signorum sensibilium demonstratione, scilicet per spiritum prophetiae. Alii vero, corporalibus rebus dediti, per sensibilia ad intelligibilia adducuntur. Iudaei tamen consueti erant divina responsa per Angelos accipere, per quos etiam legem acceperant, secundum illud Act. VII, acceptis legem in dispositione Angelorum. Gentiles vero, et maxime astrologi, consueti sunt stellarum cursus aspicere. Et ideo iustis, scilicet Simeoni et Annae, manifestata est Christi nativitas per interiorem instinctum spiritus sancti, secundum illud Luc. II responsum accepit a spiritu sancto non visurum se mortem nisi prius videret Christum domini. Pastoribus autem et magis, tanquam rebus corporalibus deditis, manifestata est Christi nativitas per apparitiones visibiles. Et quia nativitas non erat pure terrena, sed quodammodo caelestis, ideo per signa caelestia utrisque nativitas Christi revelatur, ut enim Augustinus dicit, in sermone de Epiphania, caelos Angeli habitant, et sidera ornant, utrisque ergo caeli enarrant gloriam Dei.
Rationabiliter autem pastoribus, tanquam Iudaeis, apud quos frequenter factae sunt apparitiones Angelorum, revelata est nativitas Christi per Angelos, magis autem, assuetis in consideratione caelestium corporum, manifestata est per signum stellae. Quia, ut Chrysostomus dicit, per consueta eos dominus vocare voluit, eis condescendens. Est autem et alia ratio. Quia, ut Gregorius dicit, Iudaeis, tanquam ratione utentibus, rationale animal, idest Angelus, praedicare debuit. Gentiles vero, qui uti ratione nesciebant ad cognoscendum Deum, non per vocem, sed per signa perducuntur. Et sicut dominum iam loquentem annuntiaverunt gentibus praedicatores loquentes, ita eum nondum loquentem elementa muta praedicaverunt. Est autem et alia ratio. Quia, ut Augustinus dicit, in sermone Epiphaniae, Abrahae innumerabilis erat promissa successio non carnis semine, sed fidei fecunditate generanda. Et ideo stellarum multitudini est comparata, ut caelestis progenies speraretur. Et ideo gentiles, in sideribus designati, ortu novi sideris excitantur ut perveniant ad Christum, per quem efficiuntur semen Abrahae.
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[48438] IIIª q. 36 a. 5 co.
RESPUESTA. Como la demostración silogística se hace por medio de las nociones que son más conocidas de aquel a quien se trata de demostrar algo, así la manifestación que se realiza mediante señales debe hacerse por medio de las que son familiares a aquellos a quienes se orienta la manifestación. Pero es claro que a los justos les resulta familiar y habitual el ser instruidos por interior instinto del Espíritu Santo, a saber, por el espíritu de profecía, sin la demostración de signos sensibles. Mas otros, acostumbrados a las cosas corporales, son llevados mediante éstas a las espirituales. Los judíos estaban acostumbrados a recibir las instrucciones divinas por medio de ángeles, mediante los cuales también habían recibido la Ley, según aquellas palabras de Act 7,53: Recibisteis la Ley por ministerio de los ángeles. Los gentiles, en cambio, y sobre todo los astrólogos, estaban acostumbrados a contemplar el curso de las estrellas. Y por eso, a los justos, esto es, a Simeón y a Ana, les fue revelado el nacimiento de Cristo por interior instinto del Espíritu Santo, según el texto de Le 2,26: Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no moriría antes de ver al Ungido del Señor. Pero a los pastores y a los Magos, como dados a las cosas corporales, les fue manifestado el nacimiento de Cristo por medio de apariciones visibles. Y como el nacimiento no era puramente terrenal, sino en cierto modo celestial, por eso les fue revelado el nacimiento de Cristo a unos y otros mediante señales celestes, pues, como dice Agustín en su Sermón sobre la Epifanía, los ángeles moran en los cielos, y los astros los hermosean; a unos y a otros cuentan los cielos la gloria de Dios.
Con razón, pues, fue revelado el nacimiento de Cristo a los pastores por los ángeles, como a judíos, entre los cuales fueron frecuentes las apariciones angélicas; a los Magos, en cambio, como acostumbrados a la contemplación de los cuerpos celestes, fue manifestado mediante la señal de la estrella. Porque, como dice el Crisóstomo, el Señor, condescendiendo con ellos, quiso llamarlos por medio de las cosas a que estaban habituados. Hay todavía otra razón. Porque, como dice Gregorio, a los judíos, como a seres que usan de la razón, debió predicarles un ser racional, esto es, un ángel. Los gentiles, en cambio, que no sabían servirse de la razón para conocer a Dios, son conducidos a El no por medio de la voz sino mediante señales. Y como los predicadores anunciaron a los gentiles un Señor que ya hablaba, así los elementos mudos lo predicaron cuando todavía no hablaba. Puede añadirse incluso una tercera razón. Porque, como expone Agustín en un Sermón sobre la Epifanía, Abrahán tenía la promesa de una descendencia innumerable, que sería engendrada no por vía carnal, sino por la fecundidad de la fe. Y por eso fue comparada a la muchedumbre de las estrellas, con el fin de que surgiese la esperanza de una descendencia celestial. Y por ese motivo los gentiles, designados por las estrellas, son animados por la aparición de un nuevo astro para que se lleguen a Cristo, por quien se convierten en descendencia de Abrahán.
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[48439] IIIª q. 36 a. 5 ad 1 Ad primum ergo dicendum quod illud manifestatione indiget quod de se est occultum, non autem illud quod de se est manifestum. Caro autem eius qui nascebatur erat manifesta, sed divinitas erat occulta. Et ideo convenienter manifestata est illa nativitas per Angelos, qui sunt Dei ministri. Unde et cum claritate Angelus apparuit, ut ostenderetur quod ille qui nascebatur erat splendor paternae gloriae.
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[48439] IIIª q. 36 a. 5 ad 1
SOLUCIONES 1. Necesita de manifestación lo que de suyo es oculto, pero no lo que, por naturaleza, es manifiesto. Ahora bien, la carne del que acababa de nacer era manifiesta, mientras que su divinidad era oculta. Y por eso su nacimiento es manifestado convenientemente por los ángeles, que son ministros de Dios. Por lo que el ángel apareció también rodeado de claridad, para hacer ver que el que acababa de nacer era el esplendor de la gloria del Padre (cf. Heb 1,3).
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[48440] IIIª q. 36 a. 5 ad 2 Ad secundum dicendum quod iusti non indigebant visibili apparitione Angelorum, sed eis sufficiebat interior instinctus spiritus sancti, propter eorum perfectionem.
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[48440] IIIª q. 36 a. 5 ad 2
2. Los justos no necesitaban de la aparición visible de los ángeles, sino que, por perfectos, tenían suficiente con el instinto interior del Espíritu Santo.
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[48441] IIIª q. 36 a. 5 ad 3 Ad tertium dicendum quod stella quae nativitatem Christi manifestavit, omnem occasionem erroris subtraxit. Ut enim Augustinus dicit, contra Faustum, nulli astrologi constituerunt ita nascentium hominum fata sub stellis, ut aliquam stellarum, homine aliquo nato, circuitus sui ordinem reliquisse, et ad eum qui natus est perrexisse asseverent, sicut accidit circa stellam quae demonstravit nativitatem Christi. Et ideo per hoc non confirmatur error eorum qui sortem nascentium hominum astrorum ordini colligari arbitrantur, non autem credunt astrorum ordinem ad hominis nativitatem posse mutari. Similiter etiam, ut Chrysostomus dicit, non est hoc astronomiae opus, a stellis scire eos qui nascuntur, sed ab hora nativitatis futura praedicere. Magi autem tempus nativitatis non cognoverunt, ut, hinc sumentes initium, a stellarum motu futura cognoscerent, sed potius e converso.
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[48441] IIIª q. 36 a. 5 ad 3
3. La estrella que reveló el nacimiento de Cristo eliminó toda ocasión de error. Como escribe Agustín en Contra Faustum, ninguna clase de astrólogos estableció el destino de los hombres que iban a nacer por las estrellas, de tal manera que aseverasen que, nacido un hombre, una estrella abandonase su curso y se dirigiese a aquel que había nacido, como sucedió con la estrella que manifestó el nacimiento de Cristo. Y por tanto, con esto no queda confirmado el error de quienes piensan que la suerte de los hombres que nacen está vinculada al orden de los astros, pero que no creen que el orden de los astros pueda alterarse con el nacimiento de un hombre.
Igualmente, como dice el Crisóstomo, no es misión de la astronomía conocer, por medio de las estrellas, a los que nacen, sino predecir las cosas futuras a partir de la hora del nacimiento. Y los Magos no conocieron el tiempo del nacimiento para que, partiendo de aquí, conociesen el futuro por el movimiento de las
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[48442] IIIª q. 36 a. 5 ad 4 Ad quartum dicendum quod, sicut Chrysostomus refert, in quibusdam scriptis apocryphis legitur quod quaedam gens in extremo orientis, iuxta Oceanum, quandam Scripturam habebat, ex nomine Seth, de hac stella et muneribus huiusmodi offerendis. Quae gens diligenter observabat huius stellae exortum, positis exploratoribus duodecim, qui certis temporibus devote ascendebant in montem. In quo postmodum viderunt eam habentem in se quasi parvuli formam, et super se similitudinem crucis.
Vel dicendum quod, sicut dicitur in libro de quaest. Nov. et Vet. Test., magi illi traditionem Balaam sequebantur, qui dixit, orietur stella ex Iacob. Unde, videntes stellam extra ordinem mundi, hanc esse intellexerunt quam Balaam futuram indicem regis Iudaeorum prophetaverat.
Vel dicendum, sicut Augustinus dicit, in sermone de Epiphania, quod ab Angelis aliqua monitione revelationis audierunt magi quod stella Christum natum significaret. Et probabile videtur quod a bonis, quando in Christo adorando salus eorum iam quaerebatur.
Vel, sicut Leo Papa dicit, in sermone de Epiphania, praeter illam speciem quae corporeum incitavit obtutum, fulgentior veritatis radius eorum corda perdocuit quod ad illuminationem fidei pertinebat.
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[48442] IIIª q. 36 a. 5 ad 4
4. Como cuenta el Crisóstomo, en algunos escritos apócrifos se lee que cierta nación que habita en el extremo oriente, junto al Océano, poseía un escrito, con el nombre de Set, que habla de esta estrella y de los dones que deben ser ofrecidos en esa línea. Ese pueblo vigilaba con diligencia el nacimiento de tal estrella mediante doce exploradores que, en determinadas estaciones del año, subían devotamente a una montaña. En ella vieron un día una estrella que contenía como la figura de un niño y sobre ella la imagen de una cruz.
Cabe decir también, como se expone en el libro De quaest. Nov. et Vet. Test., que los Magos seguían la tradición de Balaam, que anunció: Una estrella saldrá de Jacob (Núm 24,17). Por donde, al ver una estrella fuera de la disposición acostumbrada, interpretaron que era la predicha por Balaam como anunciadora del rey de los judíos.
O puede entenderse, como dice Agustín en un Sermón sobre la Epifanía, que los Magos escucharon de los ángeles un aviso que revelaba que la estrella anunciaba a Cristo recién nacido. Y parece probable que lo recibiesen de los buenos, cuando ya buscaban su salvación en Cristo, a quien iban a adorar.
O, finalmente, como dice el papa León en un Sermón sobre la Epifanía ¡fuera de la figura que estimuló su mirada corporal, un rayo de verdad más brillante, que pertenecía a la iluminación de la fe, adoctrinó sus corazones.
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