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«Santo Tomás de Aquino, un hombre entre el estudio y la contemplación» – 700º aniversario de su canonización

El trienio en honor de Santo Tomás de Aquino ha dado inicio con la solemne memoria del 700º aniversario de la canonización del Aquinate en la majestuosa abadía de Fossanova. El cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos y enviado especial de la Santa Sede para tal ocasión, presidió la solemne liturgia en la que concelebraron obispos de la región del Lazio y un nutrido grupo de sacerdotes. Para la celebración, la reliquia del cráneo de Santo Tomás fue trasladada desde la catedral de Priverno.

En su homilía, el cardenal Semeraro presentó a Santo Tomás como un hombre en el que se armonizan estudio y contemplación:

«En el estilo de vida de Santo Tomás tenemos un signo concreto de la estrecha unión existente en él entre estudio y contemplación; mejor: studii contemplatione, como diría Guillermo de Tocco; literalmente: ¡la contemplación del estudio! Este estado es su conocida y habitual abstractio mentis, su aparente estar distraído, silencioso; casi, diríamos, con la “cabeza en las nubes”, hasta el punto de obligar a sus superiores a poner a alguien a su lado para devolverle a la realidad. Tal era Reginaldo di Piperno (hoy Priverno). Al principio, debido a su taciturnidad, sus compañeros le llamaban juguetonamente “el buey de Sicilia”. Su silencio era, en cambio, expresión de que estaba absorto en Dios. En ese Dios que poco a poco iba vaciando su mente y llenando su corazón. De ahí, en las últimas semanas de su vida, su confesión a Reginaldo: “¡Todo lo que he escrito ahora no me parece más que paja!”. Algunos hablan de agotamiento físico e incluso psicológico. Yo prefiero la respuesta de Antonin-Dalmace Sertillanges, uno de los más grandes tomistas modernos: cuando uno ha logrado fácilmente lo difícil, entonces se asoma a lo imposible, de modo que, para nosotros los humanos, ¡el silencio es la más alta condensación de la ciencia! Algo parecido le ocurrió a Beethoven, el gran músico, de quien se dice que tras componer su Novena Sinfonía y la Missa en Re mayor exclamó desolado: “¡No he escrito más que unas cuantas notas!”. “Todo el oro comparado con la Sabiduría es como un granito de arena”, escuchamos en la primera lectura (cf. Sab 7,9)».

El obispo Mariano Crociata, en su agradecimiento por la fiesta, escribía:

«Al día siguiente de la celebración del 700º aniversario de la canonización de Santo Tomás de Aquino, quisiera expresar mi gratitud al Señor por el don de tan gran patrono. Nuestro agradecimiento al Santo Padre Francisco y al Cardenal Semeraro por haber dado a la celebración y a nuestra Iglesia el relieve y el aliento de un acontecimiento plenamente “católico” y universal…. Un pensamiento particularmente agradecido va dirigido al párroco de Fossanova, P. Pablo Scaloni (IVE), y a los miembros de su comunidad y colaboradores. Expreso también mi gratitud a todos vosotros, sacerdotes, diáconos, religiosos y fieles laicos, que pudieron participar, y a los que se unieron espiritualmente a la celebración».

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