CAPÍTULO XVI: En Dios no hay potencia pasiva

CAPÍTULO XVI

En Dios no hay potencia pasiva

Si Dios es eterno, necesariamente no está en potencia.

Todo ser en cuya substancia hay algo potencial puede no ser, en lo que tiene de potencial; porque lo que puede ser, también puede no ser. Pero Dios esencialmente no puede no ser, por su misma naturaleza. Luego en Dios no hay potencia para ser.

Aunque lo que ahora está en potencia y después en acto esté temporalmente en potencia antes que en acto, sin embargo, en absoluto, el acto es anterior a la potencia, pues la potencia no llega al acto por sí misma, sino que necesita de un ser actual que la lance a él. Por esto, todo lo que de alguna manera está en potencia exige algo anterior. Mas Dios es el primer ser y la causa primera. Nada tiene, pues, con mezcla de potencia.

El ser necesario no es posible, porque lo necesario no tiene causa. En cambio, el ser posible tiene causa, según anteriormente hemos demostrado. Pero Dios es necesario. Luego no es ser posible. Por consiguiente, en su substancia nada hay de potencial.

Todo ser obra en cuanto está en acto. Y el que no es totalmente acto no obra con todo su ser, sino con una de sus partes. Ahora bien, el que no obra con todo su ser no es primer agente, pues obra por participación de otro y no por su esencia. En consecuencia, el primer agente, que es Dios, no tiene potencia, pues es acto puro.

De la misma manera que el ser obra en cuanto está en acto, padece en cuanto está en potencia, porque el movimiento es “acto del ser potencial”. Mas Dios es absolutamente imposible e inmutable, como ya se demostró. Nada tiene, por tanto, de potencia pasiva.

Vemos en el mundo ciertos seres que pasan de la potencia al acto. Y no por sí mismos, pues lo potencial todavía no es y, por tanto, no puede obrar. Necesita, pues, de otro ser anterior que le haga salir de la potencia al acto. Y éste, si también pasa de la potencia al acto, necesita de otro anterior. Como no se puede proceder indefinidamente, hemos de llegar necesariamente a un ser que sea únicamente acto sin mezcla de potencia. Y a éste llamamos Dios.

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