CAPÍTULO XLI
Dios es el sumo bien
Y por esto se demuestra que Dios es el sumo bien.
El bien universal es superior a cualquier bien particular, “como el bien del pueblo es superior al bien del individuo”; porque la bondad y la perfección del todo es más excelente que la bondad y la perfección de la parte. Mas la bondad divina, comparada con las otras, es como el bien universal comparado con el particular; pues Dios es “el bien de todo bien”, como se demostró (c. prec.). Según esto, Dios es el sumo bien.
Lo que se designa por esencia es más real que lo designado por participación. Dios, como se probó, es bueno por esencia, mientras que lo demás es por participación. Luego Dios es el sumo bien.
“Lo supremo de cualquier género es causa de todo lo comprendido en él”, pues la causa es más poderosa que el efecto. Dios es la razón del bien universal, como se vio (c. prec.). En consecuencia, Él es el sumo bien.
Como es más blanco lo que carece de negro, del mismo modo es más bueno lo que no está mezclado con lo malo. Es así que Dios carece en absoluto de mal, porque, dada su naturaleza, no puede haber mal en Él ni actual ni potencialmente, coma se demostró. Luego Él es el sumo bien.
En este sentido se dice en el libro de los Reyes: “No hay santo como el Señor”.
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