CAPÍTULO LXVII
Contra los que opinan que el entendimiento posible es la imaginación
Afín a esta opinión es la de aquellos que decían que el entendimiento posible no es otra cosa que la imaginación. Lo que es evidentemente falso.
La imaginación se da también en los animales. Prueba de ello es que, ausentes las cosas sensibles, huyen o las persiguen; lo que no sucedería si en ellos no permaneciese la aprehensión imaginaria de lo sensible. Empero, no tienen entendimiento, pues no aparece en ellos vestigio de inteligencia. Luego no es lo mismo entendimiento que imaginación.
La imaginación capta únicamente lo singular y corporal, porque “la fantasía es un movimiento actual del sentido”, como se dice en el libro “Sobre el alma”. Y como el entendimiento aprehende lo universal e incorpóreo, por eso el entendimiento posible no es la imaginación.
Es imposible que una cosa sea a la vez motor y movido. Es así que los fantasmas mueven al entendimiento posible, como las cosas sensibles al sentido, según dice Aristóteles en el III “Sobre el alma”. Luego es imposible que entendimiento posible e imaginación sean una misma cosa.
Se demostró en el III “Sobre el alma” que el entendimiento no es acto de parte alguna del cuerpo. La imaginación tiene un órgano corporal determinado. Luego no es lo mismo imaginación que entendimiento posible.
Sobre este particular dice Job “que nos da inteligencia mayor que a las bestias de la tierra y nos hace más sabios que a las aves del cielo”. Por lo que se sobrentiende que el hombre posee una potencia cognoscitiva superior al sentido y a la imaginación, que son propios de los otros animales.
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