CAPÍTULO LXIX: De qué pan y vino haya de hacerse este sacramento

CAPÍTULO LXIX

De qué pan y vino haya de hacerse este sacramento

Y como ya se dijo antes (c. 51) que este sacramento se hace con pan y vino, es necesario, para poder hacer con ellos este sacramento, que se guarden en el pan y en el vino aquellas condiciones que pertenecen a la esencia de ambos. Ahora bien, se llama únicamente vino al licor que se extrae de las uvas, y propiamente pan al que se hace exclusivamente con granos de trigo. (Mas para suplir la falta de pan de trigo y de verdadero vino suelen usarse como pan y como vino otras cosas.) Luego este sacramento no puede hacerse sino con verdadero pan y verdadero vino; de modo que, si tuvieren tanta mezcla de materia extraña que desapareciera su propia especie, tampoco podría hacerse.

Si, pues, juntamente con el pan y el vino hubiera otras cosas que no pertenecen a su esencia, es evidente que separándolas podría hacerse este sacramento. Luego como el ser fermentado o ázimo no atañe a la esencia de pan, pues ésta se salva en ambos, con los dos puede hacerse este sacramento. Y por esto las diversas iglesias sírvense de uno o de otro, pues ambos valen para significar el sacramento. Porque, como dice San Gregorio en el “Registro”, “la Iglesia romana ofrece panes ázimos, porque el Señor recibió la carne sin mezcla alguna. Pero otras iglesias los ofrecen fermentados, por aquello de que el Verbo del Padre se revistió de carne y es verdadero Dios y verdadero hombre, así como la levadura se mezcla con la harina”.

Sin embargo, está más conforme con la pureza del Cuerpo místico, es decir, la Iglesia, representada en este sacramento, el uso del pan ázimo, según aquello del Apóstol: Porque nuestra Pascua, Cristo, ya ha sido inmolada. Así, pues, festejémosla con ázimos de pureza y de verdad”.

Con estas palabras se elimina el error de algunos griegos, que dicen que este sacramento no puede celebrarse con pan ázimo. Y también evidentemente se rechaza con la autoridad del Evangelio. Pues se dice que el Señor, en el primer día de los ázimos, comió la pascua con sus discípulos, y entonces instituyó este sacramento. Y como no fuese lícito según la ley que en el primer día de los ázimos hubiera en las casas de los judíos pan fermentado, como se declara en el Éxodo, y el Señor, mientras estuvo en el mundo, cumplió la ley, es manifiesto que convirtió el pan ázimo en su cuerpo y lo dio a sus discípulos para que lo comieran. Luego sería necio condenar la práctica de la Iglesia latina, que el Señor observó en la misma institución de este sacramento.

Sin embargo, se ha de saber que algunos dicen que El mismo se adelantó al día de los ázimos por causa de la inminencia de la pasión, y entonces usaría el mismo pan fermentado. E intentan demostrarlo de dos maneras: en primer lugar, por lo que se dice en San Juan, que “antes de la fiesta de la Pascua” el Señor celebró la cena con sus discípulos, en la cual consagró su cuerpo, según enseña el Apóstol en la primera a los de Corinto (11, 23). Según esto, parece que Cristo celebró la cena antes del día de los ázimos, y así en la consagración de su cuerpo usaría el pan fermentado. En segundo lugar, quieren confirmarlo por el hecho de que se dice en San Juan que el viernes, día en que Cristo fue crucificado, los judíos no entraron en el pretorio por no contaminarse, para poder comer la pascua”. Es así que se llama pascua a los ázimos. Luego de esto deducen que la cena fue celebrada antes de los ázimos.

Mas a esto se contesta que, como lo manda el Señor en el Éxodo, la fiesta de los ázimos “se celebraba durante siete días, entre los cuales el día primero era santo y solemne de un modo especial sobre los otros, y que era el quinto décimo del mes”. Pero como para los judíos las solemnidades comenzaban la víspera precedente, por eso empezaban a comer los ázimos el día cuarto décimo por la víspera, y comían durante los siete días siguientes. Por esto se dice en el mismo capítulo: “El primer mes, desde el día catorce del mes, comeréis pan sin levadura hasta el día veintiuno. Por siete días no habrá levadura en vuestras casas. Y el mismo día catorce por la tarde se inmolaba el cordero pascual (v. 6). Luego el primer día de los ázimos es llamado el cuarto décimo día del mes por los tres evangelistas, Mateo, Marcos y Lucas, porque al atardecer comían los ázimos y entonces “inmolaban la pascua”, es decir, “el cordero pascual”; y esto sucedía, según San Juan, “antes del día festivo de la Pascua”, o sea, antes del día quinto décimo del mes, que era el más solemne entre todos, y en el cual los judíos querían comer la pascua, es decir, “panes ázimos pascuales”, pero no el cordero pascual. Y así, no existiendo desacuerdo alguno entre los evangelistas, es claro que Cristo consagró con pan ázimo su cuerpo en la cena. Luego con razón usa la iglesia latina el pan ázimo en este sacramento.

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