CAPÍTULO LXII: Contra la opinión de Alejandro Afrodisio sobre el entendimiento posible

CAPÍTULO LXII

Contra la opinión de Alejandro Afrodisio sobre el entendimiento posible

De la consideración de estas palabras de Aristóteles, Alejandro dedujo que el entendimiento posible era en nosotros cierta virtud, para ajustar de este modo a su conveniencia la definición común de alma dada por Aristóteles. Pero, como no podía entender que una substancia intelectual fuese forma del cuerpo, dijo que dicha virtud no radicaba en una substancia intelectual y que era el resultado de una mezcla de elementos en el cuerpo humano. Porque cierta mezcla del cuerpo humano dispone al hombre en potencia para recibir la influencia del entendimiento agente, que siempre está en acto, y es, según Alejandro, una substancia separada, por cuya influencia el hombre se convierte en inteligente en acto. Y como lo que hace al hombre inteligente en potencia es el entendimiento posible, de esto parecía seguirse que el entendimiento posible es en nosotros el resultado de una mezcla o conmixtión determinada.

Mas a primera vista se ve que esta opinión contraría a las palabras y demostración de Aristóteles. Pues declara Aristóteles en el III “Sobre el alma”, como se dijo, que el entendimiento posible “no está mezclado con el cuerpo”. Y esto es imposible afirmarlo de la potencia resultante de la conmixtión de elementos, porque lo que es tal debe radicar en dicha conmixtión de elementos, como sucede con el sabor, el olor y otras cosas parecidas. Luego la opinión de Alejandro no concuerda con las palabras y demostración de Aristóteles, como se ve.

Mas a esto responde Alejandro que el entendimiento posible es la “preparación” de la naturaleza para recibir la influencia del entendimiento agente. Y que dicha preparación no es una naturaleza sensible determinada ni mezclada con el cuerpo, sino cierta relación y orden de una cosa a otra. Pero esto se aparta claramente de la intención de Aristóteles. Pues Aristóteles prueba que el entendimiento posible no tiene una naturaleza sensible determinada y, por consiguiente, no está mezclado con el cuerpo, porque es el que recibe y conoce todas las formas sensibles. Y esto no puede entenderse de la preparación, cuya propiedad no es recibir, sino prepararse. Luego la demostración de Aristóteles no trata de preparación, sino de recipiente preparado.

Si lo que dice Aristóteles del entendimiento posible le conviene en cuanto que es preparación y no como a sujeto naturalmente preparado, seguiríase que convendría a “toda” preparación. Y como en el sentido hay cierta preparación para recibir las cosas sensibles en acto, lo que se dice del sentido debería decirse también del entendimiento posible. Contradicción que Aristóteles pone después de manifiesto al demostrar la diferencia que hay entre el sentido y el entendimiento, ya que el sentido se corrompe por el exceso de sus objetos, mas no el entendimiento.

Aristóteles atribuye al entendimiento posible el “ser afectado” por lo inteligible, “recibir” las especies inteligibles, “estar en potencia” con respecto a las mismas. Compárale, además, a “una tabla rasa en la que nada hay escrito”. Ciertamente todas estas cosas no pueden referirse a la preparación, sino al sujeto preparado. Luego es contra la intención de Aristóteles que el entendimiento posible sea la preparación tal.

“El agente es superior al paciente y el que hace a lo hecho”, como el acto a la potencia. Ahora, cuanto más inmaterial es una cosa, tanto más superior es. Luego el efecto no puede ser más inmaterial que su causa. Es así que toda potencia cognoscitiva, en cuanto tal, es inmaterial; por ello dice Aristóteles en el II “Sobre el alma” que el sentido, que es lo más ínfimo en el orden de las potencias cognoscitivas, es “susceptivo de las especies sensibles desmaterializadas”. Luego es imposible que de la mezcla de elementos resulte alguna potencia cognoscitiva. Si, pues, el entendimiento posible es en nosotros la suprema potencia cognoscitiva, porque dice Aristóteles en el III “Sobre el alma” que el entendimiento posible es el medio “por el cual conoce y entiende el alma”, el entendimiento posible no será el resultado de la mezcla de elementos.

Si un principio de operación procede de ciertas causas, la operación no deberá exceder dichas causas, porque la causa segunda obra en virtud de la primera. La operación del alma nutritiva excede también la virtud de las cualidades elementales, porque prueba Aristóteles en el II “Sobre el alma” que “el fuego no es causa de aumento, sino concausa en cierto modo; pues la causa principal es el alma”, a la cual se compara el calor como el instrumento al artífice. Luego el alma vegetativa no puede producirse por la conmixtión de elementos. Mucho menos el sentido y el entendimiento posible.

Entender es una operación que excluye toda comunicación con órgano corpóreo. Esta operación se atribuye al alma o al hombre, pues se dice que “el alma entiende” o “el hombre por el alma”. Luego debe haber en el hombre un principio, independiente del cuerpo, que sea principio de tal operación. La preparación resultante de la conmixtión de elementos depende manifiestamente del cuerpo. Luego la preparación no es tal principio. Mas lo es el entendimiento posible, porque dice Aristóteles en el III “Sobre el alma” que el entendimiento posible es “el medio por el que el alma opina y entiende”. Luego el entendimiento posible no es la preparación.

Y no sería suficiente decir que el principio de dicha operación en nosotros es la especie inteligible actualizada por el entendimiento agente. Porque, como el hombre se hace de inteligente en potencia inteligente en acto, es necesario que entienda no sólo por la especie inteligible, que le hace inteligente en acto, sino también por otra potencia cognoscitiva que sea principio de dicha operación, como acontece con el sentido. Y esta potencia es, para Aristóteles, el entendimiento posible. Luego el entendimiento posible es independiente del cuerpo.

La especie, para ser inteligible en acto, ha de estar depurada de su ser material. Y esto no puede suceder mientras estuviere en potencia material, es decir, que sea causada por principios materiales o que sea acto de un órgano material. Luego debe haber en nosotros una potencia intelectiva inmaterial, que es el entendimiento posible.

El entendimiento posible es llamado por Aristóteles “parte del alma”. Y el alma no es preparación, sino acto; porque preparación es “la ordenación de la potencia al acto”. No obstante, el acto incluye una preparación a otro acto ulterior, como el acto de la diafanidad incluye el acto de la luz. Luego el entendimiento posible no es tal preparación, sino cierto acto.

El hombre recibe la especie y la naturaleza humana “según la parte del alma que le es propia”, la cual es el entendimiento posible. Pero nada recibe la especie y la naturaleza mientras está en potencia, sino cuando está en acto. Luego como la preparación no sea otra cosa que “la ordenación de la potencia al acto”, es imposible que el entendimiento posible no sea otra cosa que cierta preparación existente en la naturaleza humana.

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