CAPÍTULO LXI: La opinión anterior es contra la sentencia de Aristóteles

CAPÍTULO LXI

La opinión anterior es contra la sentencia de Aristóteles

Mas, como Averroes se empeña en dar fuerza de autoridad a esta opinión diciendo que tal fue el sentir de Aristóteles, demostraremos claramente que la opinión expuesta es contra la sentencia de Aristóteles.

En primer lugar, porque Aristóteles, en el II “Sobre el alma”, define el alma diciendo que es “el acto primordial del cuerpo físicamente organizado y capacitado para ser vivificado”; y añade luego que ésta es la definición “genérica que se da de toda alma”; no, como el citado Averroes finge, declarando esto dudosamente. Como se ve a través de los ejemplares griegos y de la traducción de Boecio.

En segundo lugar, en el mismo capítulo añade que “el alma tiene algunas partes separables”. Que no son otras que las intelectivas. De donde se deduce que esas partes son actos del cuerpo.

Y no se opone a esto lo que añade luego: “Aunque todavía nada se ha esclarecido sobre el entendimiento y la potencia perspectiva, sin embargo parece ser otro género de alma”. Porque con ello no pretende excluir al entendimiento de la definición común de alma, sino distinguirlo de las naturalezas propias de las otras partes; así, quien dice que “uno es el género animal volátil y otro el terrestre”, no excluye al volátil de la definición común de animal. Por lo que, para manifestar en qué sentido dijo “otro”, añade: “y esta distinción solamente ocurre dada la diferencia que hay entre perpetuo y corruptible”. Luego la intención de Aristóteles no fue, como pretende el citado Comentador, decir que todavía no se ha esclarecido si el entendimiento es el alma, como de otros principios. Porque el texto no dice “nada se ha declarado” o “nada se ha dicho”, sino “nada se ha esclarecido”; y esto hay que entenderlo en atención a lo que le es propio, no en cuanto a su definición común.

Y si, como dice él mismo, el “alma” se dice equívocamente tanto del entendimiento como de las otras potencias, primeramente distinguiría el equívoco y después lo definiría, como es su costumbre. De lo contrario, procedería equivocadamente. Y esto no reza con la ciencia demostrativa.

En el II “Sobre el alma” enumera el entendimiento entre las potencias del alma. Y también en el autor ya citado nombra la “potencia perspectiva”. Luego el entendimiento no está fuera del alma, sino que es una de sus potencias.

En el III “Sobre el alma”, comenzando a hablar del entendimiento posible, llámalo parte del alma, diciendo: “Mas de la parte del alma mediante la cual el alma conoce y sabe”. Con lo que claramente manifiesta que el entendimiento posible es algo del alma.

Aun aparece más claro por lo que añade luego, al determinar la naturaleza del entendimiento posible, diciendo: “y digo el entendimiento mediante el cual el alma opina y entiende”. Con lo que se manifiesta evidentemente que el entendimiento es algo del alma, mediante lo cual el alma humana entiende. Por lo tanto, dicha opinión es contra el sentir de Aristóteles y contra la verdad. Y por ello debe rechazarse como inventada.

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