CAPÍTULO 8: Necesidad de consultar antes de entrar en religión

CAPÍTULO 8

Necesidad de consultar antes de entrar en religión

Ahora hay que averiguar si quienes desean entrar en religión deben previamente consultar con muchos su decisión.

Esto es lo que pretenden alegando que en cosas arduas, máxime cuando comprometen la vida entera, es necesario aconsejarse de muchos. Ahora bien, en el orden humano nada es tan arduo y tan difícil como negarse a sí mismo y abandonar el mundo entrando en religión en la cual se ha de permanecer para siempre. En asunto de esta naturaleza son necesarios los consejos de muchos y se requiere una larga deliberación.

Intentan mostrar esto mismo basándose en la definición del voto. El voto es una promesa de un bien mejor, confirmada con madura deliberación. La firmeza del voto depende de la deliberación. Ahora bien, el voto de religión es firmísimo y no puede ser quebrantado por nada que ocurra. Requiere, por tanto, máxima deliberación.

Quieren aplicar al tema lo que dice el pasaje siguiente: No creáis a todo espíritu; examinad si los espíritus son de Dios (1 Jn 4,1). Esto tiene lugar al entrar en religión, como se pone de manifiesto por el hecho de que San Benito en la Regla e Inocencio en la decretal alegan este pasaje. Ahora bien, para hacer esta prueba se requiere un examen diligente, que es facilitado cuando son muchos los que participan en la deliberación. Por consiguiente, lo primero que necesita quien desea entrar en religión es deliberar con muchos.

Añaden que el pedir consejo es necesario donde el peligro de engaño amenaza. Y esto ocurre al entrar en religión, porque Satanás mismo se transfigura en ángel de luz (2 Cor 11,14). Con apariencia de bien, engaña a los incautos. Por consiguiente, no se debe entrar en religión sin previa deliberación con muchos.

Lo que puede dar mal resultado, requiere un diligente examen. La entrada en religión resulta mal para los muchos que apostatan y se desesperan. Se requiere, por tanto, que la entrada en religión vaya precedida de una muy cuidadosa deliberación.

Finalmente, hay que poner aquí lo que más repiten: Si esta obra viene de designio divino, no podréis destruirla (Hch 5,39). En muchos el propósito de entrar en religión se deshace en apostasía. El propósito, por consiguiente, no venía de Dios. Por lo tanto, es necesario deliberar previamente con muchos si alguien debe entrar en religión.

Estos son los argumentos con los cuales pretenden imponer que los aspirantes a entrar en religión se sometan a un largo asesoramiento que no puede menos de convertirse en dificultad.

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