Studiorum ducem (español)

STUDIORUM DUCEM

VI° CENTENARIO DE LA CANONIZACIÓN DE SANTO TOMAS DE AQUINO

Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

EXORDIO: Motivo: las solemnidades del 6° Centenario y el esquema y fin de la Encíclica

  1. Introducción: motivo: 6° Centenario del patrono de los estudios de ciencia sagrada.

Confirmando con letras apostólicas(1) cuanto estaba establecido en el Derecho Canónico, hemos ordenado que se tenga a STO. TOMÁS DE AQUINO como guía principal de la sagrada juventud en los estudios de las disciplinas superiores. Y acercándose ahora el día en que se cumple el 6° centenario desde que fue inscrito en el número de los Santos, se Nos presenta una hermosa ocasión para inculcar más la misma cosa en el ánimo de los nuestros y declararles de qué modo podrán aprovechar en la escuela de tan gran Maestro. Puesto que la verdadera ciencia y la piedad, que de todas las virtudes es compañera, están unidas admirablemente entre sí, y siendo Dios la misma verdad y bondad, no bastaría ciertamente para obtener la gloria de Dios y la salvación de las almas, fin principal y propio de la Iglesia, que los sagrados ministros estuviesen bien instruidos en el conocimiento de las cosas, si no estuvieran también dotados en abundancia de las correspondientes virtudes.

Santo Tomás, modelo de la unión de la doctrina y la virtud. Ahora bien: esta unión de la doctrina con la piedad, de la erudición con la virtud, de la verdad con la caridad, fue verdaderamente singular en el Doctor Angélico, al cual se le atribuyó el distintivo del Sol, porque a paso que da a los entendimientos la luz de la ciencia, enciende las voluntades con la llama de la virtud (2). Y parece que Dios, fuente de toda bondad sabiduría, quiso mostrar en TOMÁS como estas dos cosas se ayudan recíprocamente, y cómo el ejercicio de la virtud dispone a la contemplación de verdad, y a su vez la meditación de verdad hace más puras y perfectas mismas virtudes. Porque el que vive íntegro y puro y con la virtud enfrena sus pasiones, libre ya de un grande impedimento, podrá elevar su espíritu a las cosas celestiales más fácilmente, penetrar mejor en los profundos arcanos de la divinidad, según las palabra del mismo SANTO TOMÁS “Antes es la vida que la doctrina; porque la vida conduce a la ciencia de la verdad y si el hombre pone todo su empeño conocer las cosas que están sobre la naturaleza, por esto mismo se sentirá no poco incitado al vivir perfecto, y no podrá llamarse árida o inerte sino atractiva una ciencia cuya belleza atrae y arrebata en sí a todas las cosas.

Son éstas las enseñanzas que la solemnidad centenaria nos proporciona, Venerables Hermanos; pero para hacerlas más claras, pensamos tratar brevemente de la santidad y doctrina de TOMÁS DE AQUINO, y mostrar cuántas ventajas pueden sacar de tal argumento, ya todo el orden sacerdotal, especialmente los jóvenes del clero, ya el pueblo cristiano entero.

1. LA VIDA Y VIRTUDES DE SANTO TOMÁS

 2. Las Virtudes de Santo Tomás. Todas las virtudes morales fueron poseídas por SANTO TOMÁS en altísimo grado, y totalmente asociadas y entrelazadas que, como él mismo expresa, se unieron “en la caridad, la cual da la forma a los actos de todas virtudes (4).

Su castidad. Si investigamos después las características propias y particulares de esta santidad, encontraremos en primer lugar aquella virtud por la cual TOMÁS pareció asemejarse a las naturalezas angélicas, la castidad, por la cual fue digno de que su cintura fuese ceñida por los ángeles con místico cordón, habiéndola conservado él intacta en una peligrosísima prueba (5). A una pureza tan eximia se unió en él el desinterés por los bienes terrenos y el desprecio de los honores; y sabemos cómo venció con suma constancia la obstinación de sus padres, que querían mantenerlo a toda costa en la vida cómoda del siglo (6), y cómo después, ofreciéndole el Sumo Pontífice las sagradas ínfulas, lo conjuró a que no le impusiese tal peso, para él formidable (7). Pero el principio distintivo de la santidad de TOMÁS es el que SAN PABLO ha llamado “el lenguaje de la sabiduría (8); esto es, aquella doble ciencia adquirida e infusa, según se llama, con las cuales nada concuerda mejor que la oración y la caridad para con Dios.

Su humildad: Obediencia y respeto de la tradición. En cuanto a la humildad, que SANTO TOMÁS puso como fundamento de todas sus demás virtudes, se manifestó al ponerse él en las acciones de la vida cotidiana bajo la obediencia de un hermano lego, y no menos se revela esta virtud en la lectura de sus escritos, los cuales respiran toda reverenda hacia los Padres de la Iglesia; y así como él tuvo en suma veneración a los antiguos Doctores, así pareció heredar de todos ellos la inteligencia (9). La misma cosa se ve claramente por haber empleado él para el triunfo de la verdad todas las fuerzas de su divino ingenio, sin buscar para nada la propia gloria. Y así como los filósofos se proponen con frecuencia como meta la propia fama, él, por el contrario, procuró, al enseñar su doctrina, obscurecerse a sí mismo, precisamente para que resplandeciese por sí la luz de la divina verdad.

Su vida de oración. Por lo tanto, esta humildad, unida con la limpieza del corazón, de la cual hemos hablado, y con la grande asiduidad en las santas plegarias, hacía el ánimo de TOMÁS dócil y blando, tanto para recibir como para seguir los impulsos e iluminaciones del Espíritu Santo, en lo cual consiste la substancia de la contemplación. Ypara impetrarlos de lo alto solía con frecuencia abstenerse de todo alimento y pasar las noches enteras en continua oración, y de cuando en cuando, con el ímpetu de una ingenua piedad, apoyar su cabeza en el tabernáculo del augusto Sacramento y dirigir de continuo sus ojos y su espíritu dolorido a la imagen de Jesús Crucificado, que fue el gran libro donde aprendió todo lo que sabía, como él mismo manifestó a su amigo SAN BUENAVENTURA; de modo que podría decirse de TOMÁS lo que se dijo de su santo padre y legislador DOMINGO, que no hablaba sino de Dios y con Dios.

Su sabiduría. Y así como solía contemplar todo en Dios como causa primera y último fin de todas las cosas, le fue fácil seguir, tanto en las enseñanzas de su “Suma Teológica como en su vida, una y otra ciencia, que él define así: “Por la sabiduría adquirida mediante el estudio humano se alcanza el recto juicio de tas cosas divinas, según el uso perfecto de la razón. Pero hay otra que desciende de lo alto y que juzga de las cosas divinas por una cierta connaturalidad con ellas; y ésta es un don del Espíritu Santo, por el cual el hombre se hace perfecto en las cosas divinas, y no sólo las aprende, sino que las siente además en sí mismo (10).

Su caridad. Acompañada de los otros dones del Espíritu Santo, esta sabiduría derivada de Dios por infusión en TOMÁS, fue en continuo aumento al par de la caridad, señora y reina de todas las virtudes. Para él era doctrina certísima que el amor de Dios debe crecer siempre en nosotros, “según el divino precepto: «Amarás a Dios tu Señor con todo tu corazón»(11) porque todo y perfecto son la misma cosa Fin del precepto es la caridad, como nos enseña el Apóstol (12). Ahora bien; en el fin no se pone medida alguna, sino en las cosas que sirven al fin” (13).Y ésta es la causa por la cual la perfección de la caridad cae bajo precepto; porque ella es el fin al cual todos deben tender según su condición. Yasí como el “efecto propio de la caridad es que el hombre tienda a Dios uniendo a El sus afectos, para que viva, no ya para sí, sino para Dios mismo”(14), vemos cómo en TOMÁS el amor divino, juntamente con aquella doble sabiduría, aumentó sin cesar, hasta producir en él el olvido perfecto de sí mismo; tal que, habiéndole dicho Jesús Crucificado: Tomás, has escrito bien de Mí, y habiéndole preguntado: ¿Qué premio deseas por tu obra?, él respondió: A Ti solo, Señor (15).De donde, estimulado por la caridad, empleábase asiduamente en favor de los demás, escribiendo óptimos libros, ayudando a sus hermanos en sus trabajos y despojándose de sus propios vestidos para socorrer a los pobres, y hasta restituía a los enfermos la salud, como sucedió en la Basílica Vaticana, donde predicó en la solemnidad de la Pascua, cuando libró súbitamente de un inveterado flujo de sangre a una mujer que había tocado el borde de sus hábitos (16).

Apóstol y devoto de la Eucaristía, expresión de su amor. ¿Y dónde se encontró en otros más claro que en el Doctor Angélico este lenguaje de la sabiduría como SAN PABLO lo llama (17), siendo así que a él no le bastó instruir la mente de los hombres, sino que con todo ahínco procuró excitar sus voluntades al amor del grande Amor, que es la causa de todas las cosas? “El amor de Dios, afirma él con frase sublime, es el que infunde y crea en los cosas la bondad (18) y no se cansa nunca, tratando de los misterios uno a uno, de ilustrar esta difusión de la divina bondad. “Es propio, dice, de la naturaleza del Sumo Bien comunicarse a sí mismo en sumo grado; y esto lo ha hecho Dios máxime en la Encarnación (19).

Y nada demuestra tan claramente este poder, no menos de su ingenio que de su caridad, como el oficio que compuso del augusto Sacramento; y cuánto amor tuvo él en toda su vida a la Eucaristía. Lo declaró con las palabras que profirió al morir, antes de recibir el Santo Viático: Ya te recibo, precio de la redención de mi alma, por amor del cual estudié, no dormí y trabajé (20).

II. LA EXCELENCIA DE SU DOCTRINA

1. Reconocimiento y elogio de los Papas

3. Autoridad de su doctrina en la Iglesia. Las palabras de los Papas. Después de estas breves indicaciones respecto a las grandes virtudes de TOMÁS, será más fácil comprender la excelencia de su doctrina, que tiene en la Iglesia una autoridad y valor admirables. Nuestros predecesores la exaltaron siempre con unánimes alabanzas.

ALEJANDRO IV no dudó escribirle: “Al ornado hijo Tomás de Aquino, hombre excelente por nobleza de nacimiento y honestidad de costumbres, que por gracia de Dios adquirió un verdadero tesoro de ciencia y doctrino (21). Y después de su muerte, JUAN XXII pareció querer canonizar a un mismo tiempo sus virtudes y su doctrina, al pronunciar, hablando a los Cardenales en Consistorio, aquella memorable sentencia “Iluminó la Iglesia de Dios más que ningún otro doctor: y saca más provecho el que estudia un año solamente en sus libros que el que sigue en todo el curso de su vida las enseñanzas de los otros”(21). La fama, por tanto, de su inteligencia y sobrehumana sabiduría hizo que SAN PÍO V lo inscribiese en el número de los doctores y le confirmase el título de DOCTOR ANGÉLICO (22). Por lo demás, ¿qué hecho demuestra más claramente la estima en que la Iglesia ha tenido siempre a tan gran doctor, que el haber sido puestos sobre el altar por los padres tridentinos sólo dos volúmenes, la Escritura .y la Suma Teológica, para inspirarse ellos en sus deliberaciones? Y para no traer aquí la serie de los innumerables documentos de la Sede Apostólica acerca de este asunto, está siempre vivo en Nos el feliz recuerdo del reflorecimiento de las doctrinas del Sol de AQUINO por la autoridad y la solicitud de LEÓN XIII; y este mérito de tan ilustre predecesor Nuestro es tal, como dijimos en otra ocasión, que bastaría por sí sólo para darle gloria inmortal, aun cuando no hubiese hecho o establecido otras sapientísimas cosas (24).

Siguió sus huellas Pío X, de santa memoria, especialmente en el Motu proprio Doctoris Angelici”, donde encontramos esta hermosa sentencia: “Después de la feliz muerte del Santo Doctor, no se tuvo en la Iglesia Concilio alguno donde él no estuviese presente con su preciosa doctrina (25) y más cerca de Nos, BENEDICTO XV, Nuestro llorado predecesor, más de una vez mostró la misma complacencia; y a él se debe la promulgación del Código del Derecho Canónico (26), donde se consagran el método y la doctrina y los principios del Angélico Doctor (27).

Doctor común y universal. Y Nos, al hacernos eco de este coro de alabanzas, tributadas a aquel sublime ingenio, aprobarnos no sólo que sea llamado Angélico, sino también que se le dé el nombre de Doctor Común o Universal, puesto que la Iglesia ha hecho suya la doctrina de él, como se confirma con muchísimos documentos. Y como sería demasiado largo exponer aquí todas las razones aducidas por nuestros predecesores acerca de tal argumento, bastará que Nos demostremos que TOMÁS escribió animado del espíritu sobrenatural de que vivía, y que sus escritos, donde se diseñan los principios y las reglas de las ciencias sagradas, deben juzgarse de naturaleza universal.

2. El carácter sobrenatural de sus escritos

Los estudios deben llevar a la piedad. En efecto; al tratar él de las cosas divinas en sus enseñanzas y escritos dio a los teólogos un luminoso ejemplo de la estrechísima relación que debe haber entre los estudios y los sentimientos del alma. Y así como puede decirse que no tiene noticia exacta de un país lejano el que no conoce su disposición ni ha vivido en él por algún tiempo, así ninguno podrá adquirir conocimiento exacto de Dios con la diligente investigación científica solamente, si no está, además, en perfecta unión con Dios. Y a esto precisamente tiende toda la teología de SANTO TOMÁS: a conducirnos a vivir una vida íntima con Dios, Y así como cuando era niño en Montecassino no se cansaba de preguntar: ¿Quién es Dios? (28) del mismo modo en los libros que compuso acerca de la creación del mundo y acerca del hombre, y de las leyes, y de las virtudes, y de los Sacramentos, en todos trata de Dios como autor de nuestra eterna salvación.

Disputando, por lo tanto, acerca de las causas que hacen estériles los estudios, cuales son la curiosidad, el desmedido deseo de saber, la cortedad del ingenio, la aversión al esfuerzo y a la perseverancia, no encuentra otro remedio a tales causas que una gran prontitud para la fatiga, vigorizada con el ardor de la piedad y derivada de la vida del espíritu. Dirigiéndose los estudios sagrados por una triple luz, la recta razón, la fe infusa y los dones del Espíritu Santo, que perfeccionan la inteligencia, ninguno poseyó esta luz en más abundancia que él; porque después de haber empleado en las cuestiones difíciles todas las fuerzas de su ingenio, imploraba de Dios la explicación de las dificultades con ayunos y humildísima oración; y Dios solía escucharlo con tanta benignidad, que alguna vez mandó al mismo Príncipe de los Apóstoles a enseñarle (29). Y no es maravilla si, al acercarse al fin de su vida alcanzó tan alto grado de contemplación, que las cosas por él escritas le parecían paja, y decía que no podía dictar más; así tenía fijas ya en el pensamiento las verdades eternas, de modo que no deseaba otra cosa que ver a Dios. Pues éste, como él mismo enseña, es el fruto que debe sacarse principalmente de los estudios; un grande amor de Dios y un gran deseo de las cosas eternas (30).

3. El filósofo: Su división de la filosofía y estima de la razón

4. La filosofía de Santo Tomás. Al mismo tiempo que con su ejemplo nos enseña cómo debemos portarnos en la diversidad de los estudios, nos da firmes y estables preceptos para las disciplinas particulares. Y ante todo, ¿quién mejor que él explicó la naturaleza y la razón de la filosofía, sus partes y la importancia de cada una? Véase con cuánta perspicacia demuestra la conveniencia y el acuerdo de los varios miembros que forman el cuerpo de esta ciencia. “Al sabio, dice, corresponde ordenar. Y la razón es que la sabiduría es principalmente perfección de la razón, a la cual corresponde conocer el orden; porque si bien las virtudes sensitivas conocen algunas cosas de modo absoluto, el orden entre la una y la otra solamente lo conocen el entendimiento y la razón. Así, según los diversos órdenes que la razón considera hay diversas ciencias. El orden que la razón considerando produce en el propio acto pertenece a la filosofía racional (o sea a la LÓGICA), que propiamente considera el orden de las partes del discurso entre sí y el orden de los principios, ya entre sí mismos, ya respecto de las conclusiones. A la filosofía natural (o sea a la FISICA) corresponde el estudiar el orden de las cosas que la razón humana considera, pero no crea; y así en la filosofía misma natural comprendemos también la METAFISÍCA. El orden de las acciones voluntarias se considera en la filosofía moral, la cual se divide en tres partes: la primera, que considera las operaciones del individuo en orden al fin, y se llama MONÁSTICA; la segunda considera las operaciones de la multitud doméstica, y se llama ECONÓMICA; la tercera, considera las operaciones de la multitud civil, y se llama POLÍTICA” (31). Todas estas partes de la filosofía las trató SANTO TOMÁS diligentemente, cada una según su propio modo, comenzando por las que están más estrechamente unidas con la razón humana y subiendo gradualmente a las más remotas, basta detenerse, por último, “en el vértice supremo de todas las cosas”(32).

El poder de la razón. Es doctrina firmísima de nuestro Santo aquella que se refiere al valor de la inteligencia humana. “Nuestro entendimiento conoce naturalmente el SER y las cosas que pertenecen al SER en cuanto tal y sobre este conocimiento se funda la noción de los primeros principios”(33). Doctrina que destruye radicalmente las opiniones de aquellos filósofos recientes que niegan al entendimiento la percepción del SER, dejándole sólo la de las impresiones subjetivas: errores de los cuales se sigue el agnosticismo, tan vigorosamente reprobado en la Encíclica ‘Pascendi”(34).

La existencia de Dios. Los argumentos con los cuales SANTO TOMÁS demuestra la existencia de Dios, y que El solamente es el mismo SER subsistente, son todavía hoy, como en la Edad Media, las pruebas más válidas; clara confirmación del dogma de la Iglesia, proclamado en el Concilio Vaticano e interpretado egregiamente por Pío X con estas palabras: “Dios, como principio y fin de todas las cosas, puede reconocerse y demostrarse con certeza por medio de la luz natural de la razón, por las cosas creadas, o sea por las obras visibles de la creación, como por los efectos conocemos ciertamente las causas (35). Y su metafísica, aunque muchas veces y aun ahora acerbamente impugnada, mantiene todavía su fuerza todo su esplendor, como el oro que ningún ácido puede alterar; y añade con razón el mismo predecesor Nuestro: “No puede alejarse uno de Tomás, especialmente en la metafísica, sin grave daño (36).

4. El teólogo: Relación de teología y filosofía y las diversas disciplinas teológicas

5. Santo Tomás el más alto exponente de la Teología. Nobilísima entre las humanas disciplinas es, ciertamente la filosofía. Pero, según el orden actual de la Divina Providencia, no podemos, en realidad, llamarla primera, porque no abraza el entero conjunto de las cosas. Tanto al principio de la Suma contra los gentiles, como en el de la Suma Teológica, SANTO TOMÁS demuestra la existencia de otro orden de cosas superior a la naturaleza, y que excede a la virtud misma de la razón, el cual el hombre no hubiera podido conocer jamás, si la Bondad Divina no se lo hubiese revelado. Es el campo donde domina la fe, y esta ciencia de la fe se llama Teología, que se encontrará más perfecta en el que tenga conocimiento más profundo de los documentos de la fe, y al mismo tiempo más alta y completa la facultad de filosofar. Ahora bien: no podemos dudar que la Teología ha sido elevada al más alto grado por SANTO TOMÁS, habiendo él poseído perfectamente los documentos divinos de la fe, y estando dotado de un genio agudo admirablemente dispuesto para filosofar. Por lo tanto, SANTO TOMÁS, no sólo por su doctrina filosófica, sino también por los estadios de esta disciplina, es, en nuestras escuelas, el principal maestro. En efecto; no hay parte alguna de la Sagrada Teología en la cual él no haya mostrado felizmente la extraordinaria riqueza de su inteligencia.

Apologética. Ante todo estableció sobre propios y genuinos fundamentos la apologética, al definir bien la distinción que existe entre las cosas (la razón y las cosas de fe, entre el orden natural y el sobrenatural). Y por esto el sacrosanto Concilio Vaticano, cuando definió que algunas verdades religiosas pueden conocerse naturalmente, pero que para conocerlas todas y sin error se necesitó por necesidad moral que fuesen reveladas, y que para conocer los misterios fue absolutamente necesaria la divina revelación, se sirvió de los argumentos tratados, no por otros, sino por SANTO TOMÁS, el cual estableció que el que se dedica a la defensa de la doctrina cristiana debe mantener firme este principio: “Asentir a las verdades de la fe no es ligereza, aunque sean superiores a la razón”(37).En efecto; se demuestra que si bien las cosas de la fe son arcanas y obscuras, sin embargo, las razones que inducen al hombre a la fe son claras y manifiestas, porque “el hombre no creería si no viese que las cosas deben creerse (38). Y añade también que la fe, lejos de ser un impedimento y un yugo servil impuesto a la humanidad, debe estimarse, por el contrario, como un beneficio máximo, puesto que ella es en nosotros “un principio de la vida eterna (39).

Dogmática. La otra parte de la Teología, que se refiere a la exposición de los dogmas, la trata SANTO TOMÁS con riqueza enteramente especial; y no encontramos ninguno que haya penetrado más a fondo o expuesto más cuidadosamente los augustísimos misterios de la fe, tales como los que pertenecen a la vida íntima de Dios, al secreto de la predestinación eterna, al gobierno sobrenatural del mundo, a la facultad de conseguir su fin concedida a las criaturas racionales, a la redención del género humano, efectuada por Cristo y continuada por la Iglesia y los Sacramentos, dos medios que SANTO TOMÁS llama en cierta manera “reliquias de la Divina Encarnación”(40).

Ciencia moral, doméstica y civil. Estableció además una segura doctrina teológico-moral para la dirección completa de los actos humanos al fin sobrenatural. Como perfecto teólogo, asigna no sólo a los individuos en particular, sino a la sociedad doméstica y civil, las normas seguras de la vida, en lo cual consiste la ciencia moral, económica y política. Así, en la segunda parte de la Suma Teológica son excelentes las cosas que enseña con relación al régimen paterno (o sea doméstico), al régimen legal del Estado y de la nación, al derecho natural yal derecho de gentes, a la paz, a la guerra, a la justicia y al dominio, a las leyes y su observancia, al deber de atender a las necesidades privadas y a la prosperidad pública; y todo esto, tanto en el orden natural como sobrenatural. Preceptos que si fuesen inviolados y exactamente observados en privado y en público, y en las mutuas relaciones entre las naciones, no haría falta más para obtener entre los hombres la paz de Cristo en el reino de Cristo (41), que todo el inundo ansía. Por esto es muy de desear que se conozcan cada vez mejor las doctrinas del Santo referentes al derecho de gentes y a las leyes que establecen las relaciones entre los pueblos, puesto que contienen los verdaderos fundamentos de la que se llama Sociedad de las Naciones.

6. Su doctrina ascética y mística. No tiene menos mérito su doctrina ascética y mística, porque reduciendo toda la economía moral a la razón de virtud y de dones, establece esta doctrina y la tal economía, según las diversas clases de hombres, tanto los que quieren vivir según las reglas comunes, como los que se proponen conseguir la perfección cristiana de su espíritu en un doble género de vida, la activa y la contemplativa. El que quiera conocer hasta dónde se extiende el precepto del amor de Dios, cómo aumentan en nosotros la caridad y los dones del Espíritu Santo anejos, cómo se diferencian entre sí los distintos estados de la vida, cuáles son el estado de perfección, el estado religioso, el apostolado y cuál es la naturaleza de cada uno, u otros puntos de la Teología ascética o mística, debe consultar principalmente al Angélico Doctor (42).

5. Santo Tomás y su interpretación de la Biblia

7. Santo Tomás y las Sagradas Escrituras. En todo lo que escribió tuvo sumo cuidado de poner por base fundamento las Sagradas Escrituras. Manteniendo firmemente que la Escritura en todas y cada una de sus partes es palabra de Dios, exige su interpretación según las mismas normas que establecieron nuestros predecesores, LEÓN XIII en la Encíclica Providentissimus Deus”(43), y BENEDICTO XV en la otra Encíclica Spiritus Paraclitus”(44), y partiendo del principio que “el Espíritu Santo es autor principal de la Sagrada Escritura…, al paso que el hombre fue solamente el autor instrumental (45), no permite que nadie oponga alguna duda a la autoridad histórica de la Biblia: y del fundamento del significado de las palabras, es decir, del sentido literal, saca él las copiosas riquezas de sentido espiritual, del que suele explicar con precisión máxima el triple género: alegórico, tropológico y anagógico.

6. El poeta y cantor de la Eucaristía

8. Santo Tomás y la liturgia. Tuvo, finalmente, nuestro Santo el don y privilegio singular de poder traducir las enseñanzas de su ciencia en las oraciones e himnos de la liturgia, llegando a ser de este modo e1 poeta y el alabador máximo de la Divina Eucaristía. Así, la Iglesia Católica en todas partes del mundo y entre todas las gentes se sirve y se servirá siempre con todo celo en los ritos sagrados de los cantos de SANTO TOMÁS, que exhalan el fervor sumo del alma suplicante y contienen al mismo tiempo la expresión más exacta de la doctrina tradicional respecto al augusto Sacramento, que principalmente se llama Misterio de fe. Pensando en esto, y recordando el elogio ya citado del mismo Cristo a TOMÁS (46), nadie se maravillará de que se le haya dado también el título de Doctor Eucarístico.

III. EXHORTACIONES Y AVISOS PRÁCTICOS

1. Santo Tomás, modelo de vida para los diferentes estados

9. Enseñanzas prácticas: Santo Tomás, modelo de los jóvenes. De lo que llevamos dicho, Nos sacamos estas consecuencias oportunísimas para la práctica. Es preciso, ante todo, que los jóvenes en particular tomen por modelo a SANTO TOMÁS y procuren imitar con toda diligencia las grandes virtudes que en él resplandecen, especialmente la humildad y la pureza. Aprendan de este hombre, grande por su ingenio y doctrina, a enfrentar todo movimiento de orgullo del propio ánimo y a implorar humildemente sobre sus estudios la abundancia de la luz divina. Aprendan también de tal maestro a huir con todo esfuerzo de los halagos de los sentidos, para no tener que contemplar después la sabiduría con ojos entenebrecidos. Porque esto lo enseñó él en su vida con su ejemplo y lo confirmó con su magisterio: “Si alguno se abstiene (le los deleites corporales para atender más libremente a la contemplación de la verdad, esto pertenece a la rectitud de la razón”(47). Por ello nos advierte la Sagrada Escritura: “En el alma malévola no entrará la sabiduría, ni habitará en un cuerpo vendido al pecado”(48). Por lo tanto, si la pureza de TOMÁS en el peligro extremo a que se vio expuesta, hubiese sido menoscabada, podemos pensar que la Iglesia hubiera perdido su Doctor Angélico.

La Milicia Angélica. Y viendo a la mayor parte de los jóvenes, seducidos por los halagos del placer, mancillar tan pronto su pureza y entregarse a los deleites de los sentidos, Nos, Venerables Hermanos, con toda premura os recomendamos que propaguéis por todas partes, y especialmente entre los alumnos del Clero, la sociedad de la Milicia Angélica, fundada para conservar y custodiar la pureza bajo la tutela de SANTO TOMÁS, y confirmamos todas las indulgencias pontificias con las cuales fue enriquecida por BENEDICTO XIII y otros predecesores Nuestros (49). Y a fin de que cada uno más fácilmente se anime a dar su nombre a esta Milicia, concedemos licencia para que aquellos que de ella formen parte puedan llevar, en lugar de cíngulo, una medalla bendita colgada al cuello, la cual tenga en una cara la imagen de SANTO TOMÁS, ceñido por los ángeles, y en la otra la de la Virgen, Reina del Santísimo Rosario.

Patrono de las escuelas y estudios. Habiendo sido proclamado SANTO TOMÁS Patrono de todas las escuelas católicas (50) por haber unido en sí mismo una doble sabiduría, la que se adquiere con la razón y la que nos infunde Dios, y habiendo unido al resolver las cuestiones más difíciles la oración con el ayuno y tenido como libro principal la imagen de JESUCRISTO, aprenda de él la juventud consagrada a Dios a ejercitarse en los buenos estudios para sacar de ellos el mayor fruto.

Perfecto religioso. Los miembros de aun altísimas, para poder vivir en el que rehusó toda clase de dignidades, las familias religiosas tengan presente como en un espejo la vida de TOMÁS, ejercicio de una perfecta obediencia y morir en la santidad de su profesión. Todos los fieles cristianos tengan también en TOMÁS un ejemplo de la más tierna devoción hacia la augusta Reina del Cielo, cuya salutación angélica recitaba él con tanta frecuencia y solía escribir en sus páginas, y al Doctor Eucarístico pidan el fervor hacia el augustísimo Sacramento.

Sacerdote eucarístico. Y esto conviene que pidan en especial los sacerdotes. Todos los días, cuando la enfermedad no se lo impedía, celebraba Tomás la santa misa, y después oía otra de un compañero suyo o de otros, y frecuentemente la ayudaba, como cuenta el diligentísimo autor de su vida (51). ¿Y quién puede decir el fervor de su espíritu al celebrar el santo sacrificio, y la diligencia con que se preparaba, y las acciones de gracias que una vez terminado dirigía a la Majestad divina (52).

  1. El estudio de sus escritos

a) Ayuda de mucha actualidad

10. Contrario a las doctrinas modernistas. Para evitar los errores, que son la causa primera de las miserias de nuestros tiempos, es preciso permanecer fieles, hoy más que nunca, a las doctrinas de SANTO TOMÁS. Las varias opiniones y teorías de los modernistas las confunde él victoriosamente, tanto en la filosofía, defendiendo, como hemos visto, el valor y la fuerza de la inteligencia humana, y probando con firmísimos argumentos la existencia de Dios, como en la teología, distinguiendo bien el orden natural del sobrenatural e ilustrando las razones de la fe en todos los dogmas, y mostrando que las cosas creídas con la fe no se apoyan sobre una opinión, sino sobre la verdad y son inmutables; en la ciencia bíblica, dando el verdadero concepto de la divina inspiración; en la disciplina moral, social y jurídica, estableciendo bien los principios de la justicia legal social, conmutativa y distributiva, en las relaciones de la justicia misma con la caridad; en la ascética, dando reglas para la perfección de la vida cristiana e impugnando a los que en su tiempo se oponían a las Ordenes religiosas. Y contra esta emancipación de Dios, hoy tan decantada, afirma los derechos de la verdad primera y de la autoridad que tiene sobre nosotros Dios, Señor Supremo. De aquí se verá porqué los modernistas no temen a ningún otro Doctor de la Iglesia tanto como a TOMÁS DE AQUINO.

¡Id a Tomás! Así, pues, del mismo modo que se les dijo a los egipcios cuando estaban grandemente necesitados: Íd a José (55),para obtener de él abundancia de trigo y poder alimentar sus cuerpos, del mismo modo hoy, a todos los hambrientos de verdad, Nos les decimos: Id a Tomás para que os de él, que tiene tanta abundancia, el pasto de la sana doctrina y el alimento de las almas para la vida sempiterna. Que este alimento esté pronto y al alcance de todos fue atestiguado por la santidad del juramento, cuando se trató de inscribir a SANTO TOMÁS en el catálogo de las santos: “En la escuela luminosa y abierta de este Doctor florecieron muchísimos maestros religiosos y seglares: por su modo sucinto, fácil y claro hasta los legos y hombres de escasa inteligencia desean leer sus escritos”(41).

h) Norma de estudio obligatoria para los institutos católicos superiores

11. Los estudios tomistas en los Seminarios. Nos queremos, pues, que todo lo establecido principalmente por LEÓN XIII (55) y Pío X(56),y por Nos mismo mandado en el decurso del pasado año (57), sea atenta e inviolablemente observado por aquellos que en las escuelas del Clero enseñan las materias superiores. Tengan por cierto que cumplirán su deber y satisfarán nuestros votos si, comenzando por amar al DOCTOR DE AQUINO y familiarizándose con sus escritos comunican a los alumnos de la propia disciplina este ardiente amor, haciéndose intérpretes de su pensamiento, y los hacen capaces de excitar en los demás los mismos sentimientos.

e) libertad de opinión en las controversias

Entre los cultivadores de las doctrinas de SANTO TOMÁS, cual deben ser todos los hijos de la Iglesia que se dedican a los buenos estudios, Nos queremos realmente que en los límites de una justa libertad haya aquella hermosa emulación que hace prosperar estos buenos estudios; pero deseamos que se evite con todo empeño la aspereza de la detracción que perjudica a la verdad y no sirve para otra cosa sino para relajar los vínculos de la caridad. Observen todos inviolablemente lo prescrito en el Código de Derecho Canónico: “Los estudios de filosofía racional y de la teología, y la instrucción de los alumnos en tales disciplinas, sean tratados absolutamente por los profesores según el método, la doctrina y los principios del Doctor Angélico, y éstos sean religiosamente mantenidos”(58). Regúlense de modo que puedan llamarlo su maestro; pero ninguno exija de los otros más de lo que exige la Iglesia, Maestra y Madre común, porque, en las cosas discutidas por los buenos autores en sentido diverso, ella no prohíbe que cada uno adopte la sentencia que más le convenga.

Epílogo: Disposiciones para una digna celebración del centenario

12. Celebración del 6° Centenario de Santo Tomás. Por lo tanto, así como interesa a toda la cristiandad que este centenario sea dignamente celebrado, de modo que honrando a SANTO TOMÁS se trate no solamente de su gloria, sino también de la autoridad de la Iglesia docente.

Fiesta en los Seminarios y escuelas católicas. Es Nuestro deseo que este Centenario, desde el 18 de Julio corriente año hasta el fin del año próximo, se lo celebre en todo el mundo dondequiera que existan escuelas de jóvenes clérigos; es decir, no solamente entre los Padres Predicadores, a cuya orden, como dice BENEDICTO XV, “ha de darse alabanza, no menos por habernos dado al Doctor Angélico, que por no haber jamás abandonado un punto su doctrina (59),sino también entre las otras familias de religiosos y en todos los colegios eclesiásticos, universidades y escuelas católicas, a las cuales ha sido dado por celestial Patrono. Y convendrá que en la celebración de estas fiestas solemnes sea la primera esta alma ciudad, donde él fue maestro por algún tiempo en el Sacro Palacio; y que en la manifestación de su santa alegría vayan, delante de todos los institutos donde se cultivan los estudios sagrados, el Pontificio Colegio Angélico, donde puede decirse que TOMÁS mora como en casa propia, y todos los otros ateneos eclesiásticos que hay en Roma.

Favores que el Papa concede para la celebración. Y Nos, para acrecentar el esplendor y el fruto de esta solemnidad, concedemos por Nuestra autoridad:

I.Que en todas las iglesias de la Orden de los Predicadores, y en cualquier otra iglesia o capilla pública, o donde el público pueda entrar, y especialmente en los seminarios, colegios y casas de educación de la juventud, se celebre untriduo o un octavario o una novena, en la cual puedan ganarse las mismas indulgencias que se conceden para semejantes funciones en honor de los santos o bienaventurados.

II. Que en las iglesias de los hermanos y de las hermanas de la Orden dominicana, por una vez, durante los días de tales funciones, puedan los fieles, confesados y comulgados, ganar indulgencia plenaria todas las veces que oren delante del altar de SANTO TOMÁS.

III. Que en las predichas iglesias dominicanas los sacerdotes de la Orden y los terciarios, durante el año centenario, puedan todos decir u oír la Misa en honor de Santo Tomás, como en el día de la fiesta, recitando en ella u omitiendo elGloria y el Credo, según el rito del día, y concedemos, tanto al que celebre la misa, como a los que la oigan, indulgencia plenaria en las condiciones acostumbradas.

Disputación filosófica o teológica. Procúrese, además, tener en los seminarios y en los otros institutos eclesiásticos, durante este tiempo, alguna solemne disputación filosófica o de otra grave disciplina en honor del Doctor Angélico. Y, para que después la fiesta de SANTO TOMÁS se celebre como debe celebrarse la del Patrono de todas las escuelas católicas, Nos queremos que en tal día se tenga vacación de las lecciones, y que no solamente se celebre la misa solemne, sino también que, a lo menos en los seminarios y en las familias religiosas, haya una de las disputaciones de que hemos hablado.

Fórmula de oración de Santo Tomás indulgenciada. Finalmente, a fin de que bajo la dirección del Angélico Maestro de Aquino, los estudios de nuestros alumnos den frutos cada vez mayores para la gloria de Dios y provecho de la Iglesia, añadimos a estas letras, con la recomendación de divulgarla, la fórmula de lo oración que él mismo usaba. A los que devotamente la rezaren les concedemos cada vez por Nuestra autoridad indulgencia de siete años y siete cuarentenas.

Bendición Apostólica. En prenda de los dones celestiales y señal de Nuestra benevolencia, Nos os darnos de todo corazón a vosotros, Venerables Hermanos, al Clero y al pueblo confiado a vuestros cuidados la Bendición Apostólica.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 29 de Junio, fiesta del Príncipe de los Apóstoles, del año 1923, segundo de Nuestro Pontificado.

PÍO PAPA XI.

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