Presentamos una serie de artículos de la Suma Teológica con el propósito de mostrar cómo Dios debe ser el motivo de todos nuestros amores, ya que, si bien el prójimo es amado en sí mismo, lo es por la presencia de Dios en él. De ahí que debamos amar más a aquellos en quienes Dios nos ha manifestado más su amor: debemos amar más a nuestros padres, porque en ellos se ha manifestado de modo especial el amor de Dios hacia nosotros; debemos amar más a los santos, etc.
De este modo, nuestro amor a Dios y a todas las criaturas no debe ser otra cosa que el reconocimiento de la bondad divina.
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