La doctrina Tomista de los sentidos bíblicos (VI), P. Lic. Martín Villagrán IVE

psalm-b

b. El cuerpo del comentario al Salmo

El comentario a este Salmo tiene un fuerte contenido cristológico que trataremos de presentar en su diversidad y complejidad.

Para Santo Tomás este Salmo se refiere de modo especial a Cristo ya que es el Señor que en la cruz lo ha recordado (cfr. Mt 27,46; Mc 15,34) y es la Iglesia la que así lo entendió siempre hasta el punto que fue condenado quien lo negó[1].

Aunque ciertamente conoce y considera la historia davídica, el Aquinate es sin embargo muy modesto en sus referencias al rey salmista como protagonista e incluso como autor del Salmo. Casi en su totalidad el comentario refiere el texto bíblico a Cristo (su pasión, muerte, descenso a los infiernos, resurrección, etc.) y la Iglesia (su predicación, sus sacramentos, sus frutos, etc.).

Pero hemos dicho que no es nuestro interés presentar el comentario en sí mismo, sino en relación a la doctrina de los sentidos bíblicos en cuanto aplicada por santo Tomás.

Por esta razón, no presentaremos el comentario a este capítulo ni de modo exhaustivo ni de modo lineal, sino más bien agrupando diversos lugares que nos ayuden a ver los distintos modos en que el Aquinate aplica su doctrina al interpretar este Salmo.

Con respecto a esto, se debe observar que el Salmo estará a menudo en boca de Cristo ya que, al insinuarlo sobre la cruz, se ha convertido en el autor y el proclamador del mismo. Por otra parte, encontraremos pocos lugares en que santo Tomás señale un sentido espiritual; de hecho, la mayor parte del comentario pareciera querer señalar el sentido literal del Salmo, aunque, en su momento, convendrá hacer distinciones para entender bien esto.

Lo dicho en el Salmo se referirá mayormente a la pasión de Cristo mismo de un modo absoluto. Pero muchas otras veces se referirá de un modo relativo (lo explicaremos). La dificultad consistirá en determinar si ambos modos son literales o el segundo debería entenderse como alegórico puesto que también hallaremos, por ejemplo, referencias directas y exclusivas a la Iglesia en sentido literal. Veremos también que a veces el Aquinate da dos posibilidades para interpretar un texto o una palabra en sentido literal: una más temporal o física y otra más espiritual (sin querer señalar con esto el sentido espiritual propiamente hablando).

Señalaremos finalmente, por separado, las muchas metáforas o comparaciones (sentido literal impropio) que el Aquinate ve referidas a la pasión de Cristo.

Empecemos, pues, analizando el comentario al título del Salmo.

Dirá el Santo que los cinco Salmos que hablan de la pasión de Cristo tienen en común el modo de proceder porque empiezan con el gemido y luego siguen con la pasión, por la cual se realizó la salvación de los pueblos[2]. Así este Salmo trata principalmente de la pasión de Cristo y en segundo lugar de la resurrección, como se ve por el título[3].

Este título difiere según los diversos textos que maneja santo Tomás pero siempre se refiere a Cristo. Es cierto que primero dirá que “este título (al hablar del ciervo) se refiere a cuando David iba prófugo y se escondía en los desiertos como el ciervo […] por medio de la cual tribulación se figuraba la pasión de Cristo”[4], pero, dirá también, “mejor se refiere a Cristo de modo que por ciervo se entienda el alma humana en Cristo, porque el ciervo atraviesa las espinas sin lesión de los pies, así Cristo transitó por esta vida presente sin mancha para él. Igualmente, el ciervo salta de modo óptimo: así Cristo asciende desde la fosa de la muerte a la gloria de la resurrección. Y por eso se dice ciervo, y se dice matutino porque resucitará a la mañana”[5].

Hay que notar que al decir “este Salmo es de David, es decir, de Cristo”, pareciera dar razón a Colunga que decía que, para santo Tomás, en este Salmo aparece una referencia literal a Cristo pero bajo una cubierta parabólica referida a David. Sin embargo, también notemos que de inmediato dice el Aquinate que el título se puede referir a la tribulación de David (sentido literal), la cual figuraba la pasión de Cristo (sentido espiritual), pero que mejor se refiere (literalmente, entendemos) a Cristo que a David. Es decir, hay en verdad referencia literal a David y figurada a Cristo, aunque mejor se refiere a Cristo en cuanto que hay algo que excede a la historia de David y sólo se refiere a Cristo (en sentido literal). Es lo que hemos dicho ya.

El versículo siguiente al del título introduce el Salmo con las palabras que Cristo repitiera en la Cruz.

Es acá donde podemos explicar esa referencia relativa a la que acabamos de hacer mención. Sin querer crear una nueva categoría o una nueva terminología, ajenas al Aquinate, buscamos con esto evidenciar que a menudo la interpretación de santo Tomás consistirá en aclarar bajo qué respecto pueden entenderse, de Cristo o de la Iglesia, las palabras del Salmo.

El “abandono de Dios”, por ejemplo, no es absoluto y en cualquier sentido, sino que es “según la carne” puesto que “lo expuso a la pasión”[6]. De este tipo de distinciones abunda el comentario y creemos que así deben entenderse los lugares en los que el Aquinate dice que Cristo habla en nombre de los miembros del Cuerpo místico cuya Cabeza es Él mismo.

Es decir, creemos que el Aquinate dice que estas palabras del Salmo están en boca de Cristo Cabeza que dice, siempre en sentido literal, cosas que en realidad son propias de sus miembros. Y esto responde a la regla que se puso “al inicio del Salterio: que aquellas cosas que pertenecen a los miembros, las dice Cristo de sí, ya que Cristo y la Iglesia son como un Cuerpo místico; por lo tanto hablan como una persona y Cristo se transforma en la Iglesia y la Iglesia en Cristo”[7].

Santo Tomás recuerda esta regla con ocasión de la expresión “las palabras de mis delitos[8], lo cual no podría ser dicho de Cristo sin más. Si Cristo habla de “Sus” delitos lo hace porque lo dice en la persona del pecador o la Iglesia. En efecto “en los miembros de Cristo, es decir en la Iglesia, hay delitos o pecados. Pero en la Cabeza, es decir en Cristo, no hay ningún delito, sino similitud de delito (Cfr. Rom 8,3)”[9].

Las palabras de Cristo en el Getsemaní pidiendo ser liberado del “cáliz” pueden entenderse de dos modos: o Cristo como portando la persona de los débiles que están en la Iglesia o cumpliendo el oficio de la carne débil en sí, la cual naturalmente teme y huye[10]. Traerá acá además las opiniones de san Jerónimo y de san Agustín[11] que distinguen entre salud corporal y espiritual, del Antiguo o del Nuevo Testamento, y también consideran a Cristo hablando en la persona de los pecadores[12], pero baste lo dicho para ver cómo el Aquinate conserva esas palabras en boca de Cristo, aunque bajo algún respecto.

No parece ser que, en la mente del Aquinate, David sea quien gime en figura del gemido de Cristo (lo cual sería sentido espiritual alegórico), ni que las cosas sucedidas en Cristo sean figura de lo que sucede en sus miembros (también, sentido espiritual alegórico). Parece más bien que hay un excedente de la historia de David que se refiere sólo a Cristo, aunque no siempre en sentido absoluto sino relativo, es decir, “en cuanto que…”, por ejemplo, habla según su naturaleza humana o según que es Cabeza del Cuerpo en el cual se da el pecado.

Estas distinciones atraviesan el comentario y dejan ver la riqueza de la interpretación del Aquinate en la cual se acogen las distintas posibilidades, manifestando, a su vez, ciertas preferencias. Veamos uno tras otro estos lugares.

Al exponer el v. 4[13] explicará que es razonable la queja (del v. 2) como es razonable también que sea abandonado[14]. La queja porque es admirable que Dios habite en los santos, especialmente en Cristo, y no los defienda[15]. Pero también es razonable el abandono porque clama por la salud temporal y Dios no escucha cuando alguno no pide por la salvación espiritual[16]. O también se puede explicar porque “Cristo habla en la persona de los pecadores, como si dijera que está lejos de mi salvación porque no habita en los pecadores sino en el santo”[17].

Y nuevamente al exponer el v. 5[18], responde a una breve objeción diciendo que “los padres pertenecían al Antiguo Testamento en el cual se daban cosas temporales; y por lo tanto, para ostentar que la Providencia divina también dispone las cosas temporales, los libera también con una liberación temporal. Pero Cristo prometió y da cosas espirituales; y para mostrar que los bienes temporales deben ser despreciados y los eternos esperados, no quiso la liberación temporal según la razón: y sin embargo algunos en el Nuevo Testamento son librados con liberaciones temporales, y en el Antiguo algunos son instruidos con aflicciones espirituales, para que se ostente que Dios es el autor de ambos Testamentos”[19].

En los vv. 10-11[20] se pone la causa de la burla, que es la estulticia, dentro de la cual se considera también el beneficio divino como motivo para esperar[21]. Y “se pone primero lo que pertenece a la cabeza. Cualquiera nace natural y universalmente del útero de la madre, producido por la virtud divina que es la causa de todos […]. Pero de modo singular dice que Cristo fue sacado del útero materno porque admirablemente fue concebido, y nació sin semen, conservada la integridad de la madre”[22]. La razón de la esperanza respecto de Cristo cabeza, es que fue “hecho hombre, porque antes no era hombre hijo de Dios. Pero si se expone de los miembros de Cristo, la proyección o la extracción es de uno a otro según la carne; pero Cristo siempre tendía a Dios. Mas se habla de los miembros que según la carne siempre están en el vientre carnal, es decir en las concupiscencias mundanas; pero por medio de Dios fueron extraídos de estas concupiscencias mundanas, y proyectados a Dios: para que nada esperen ni quieran sino a Dios. Y por eso concluye la oración diciendo, no te separes de mí, a saber defendiendo, en mí o en mis miembros, cuanto (atiene) a lo espiritual; como si dijera, me abandonaste, exponiéndome a la pasión corporal. Para que no te separes de mí, favoreciéndome con el auxilio espiritual”[23].

Y, en seguida, se dice que la oración pidiendo no ser abandonado de la tribulación próxima “debe entenderse como que Cristo habla en persona de sus miembros”[24].

Es interesante el caso del v. 15[25] del cual se dan muchas interpretaciones y aclaraciones diversas especialmente en torno a las palabras huesos y corazón.

En la interpretación existe una breve referencia a Cristo Cabeza, pero especialmente a sus miembros, más en concreto, a los apóstoles. Lo difícil será determinar si esto es un sentido espiritual propiamente hablando o es literal relativo según la terminología que tímidamente propusimos.

Lo primero que santo Tomás propone es el valor metafórico de “huesos” y “corazón” como la fortaleza corporal y la espiritual respectivamente.

Sin embargo, con respecto a la primera dirá que se dice de Cristo, pero espiritualmente, es decir, referido a los apóstoles. Dice el Aquinate: “En el hombre hay una doble fortaleza: Una es la fortaleza del cuerpo, y esto consiste en los huesos y en los nervios; y en cuanto a esto dice, fueron dispersados todos mis huesos: como si dijera: deshizo toda mi fuerza corporal. Sin embargo se dice de Cristo espiritualmente: en efecto los apóstoles que son huesos de Cristo, fueron dispersados: Zac 13,7: heriré al pastor y serán dispersados las ovejas del redil[26].

Algo semejante dirá de la segunda “fortaleza”, aunque sin decir “espiritualmente” sino distinguiendo entre “secundum se” y “secundum membra”: “Otra es la fortaleza del alma que consiste en el corazón; de donde dice, mi corazón se hizo como cera líquida. Pregunta san Agustín de qué modo sea esto verdadero de Cristo cabeza: porque aquello parece provenir de la sobreabundancia del temor, lo cual no debe decirse de Cristo: porque aunque en él hubo temor natural, sin embargo no fue tanto que licuara el corazón” [27]. La respuesta a esta objeción introduce la distinción recién mencionada: “Y por eso no debe entenderse de Cristo según él mismo, sino en cuanto a los miembros; que ciertamente son el corazón de Cristo, que también principalmente ama […]. Estos fueron los apóstoles, que fueron huesos para sustentar a los débiles en la Iglesia, como los huesos sustentan las carnes […]”.

Por ahora hay dos opciones: o Cristo habla de su corazón y de sus huesos como signos de los apóstoles (sentido espiritual) o habla metafóricamente (sentido literal impropio) de estos miembros preeminentes de su Cuerpo místico, los apóstoles.

Otra posibilidad, siguiendo con el texto, es entenderlo de los corazones de los mismos apóstoles (sentido literal propio): “Y fueron los corazones de ellos como cera líquida. Primero por una mala licuefacción, por temor, como en la fuga de los discípulos […] y en la negación de Pedro. Segundo con una buena licuefacción, como en la conversión de los discípulos”. En este caso sería Cristo que habla nuevamente en sentido literal aunque “en nombre” de sus miembros.

Podemos notar finalmente[28] que no deja el Aquinate de señalar una posible atribución de estas palabras a Cristo Cabeza. El texto continúa así:  “O debe decirse que la licuefacción es también de amor […]; una cosa antes que se haga líquida, es dura y contracta en sí, si se licúa, se difunde y tiende desde sí mismo hacia otro. También el temor algunas veces se endurece, a saber, cuando no es grande; así es con el amor; pero cuando sobreviene el amor, el hombre tiende hacia otro que anteriormente era en sí. Y de esta licuefacción puede exponerse también de Cristo según que es cabeza: en efecto, este ser licuado es también por el Espíritu Santo y es en medio del vientre, es decir, del afecto”[29].

Tenemos entonces en este texto una posible referencia directa a Cristo en sí mismo, es decir, a Cristo Cabeza; una posible referencia a Cristo en relación a sus miembros, con la dificultad que introduce el término “spiritualiter”; y una posible referencia directa a los apóstoles.

Quizás el estilo de una reportatio no nos permita determinar la intención del Aquinate, pero podemos dejar expresadas algunas ideas al respecto: es posible que se entienda que Cristo habla de sus propios huesos y corazón como signo de los Apóstoles, lo que parecería indicar un sentido espiritual. Sin embargo, si sobreviven las dificultades propuestas para referir a Cristo en modo directo, creemos que convendría decir que son palabras en boca de Cristo pero que deben referirse en sentido literal a sus miembros y no a Él mismo en cuanto Cabeza.

Al finalizar este punto, da el Aquinate una nueva posibilidad de interpretación: “O por medio del corazón de Cristo se entiende la sagrada Escritura que manifiesta el corazón de Cristo. Pero éste estaba cerrado antes de la pasión, porque era oscura; pero es abierta después de la pasión porque los que ya la entienden consideran y disciernen de qué modo deberían ser expuestas las profecías”[30].

Consideramos que acá sí se está declarando claramente un sentido espiritual: el corazón de Cristo como signo de las Escrituras. Con todo lo ya dicho, no creemos que necesite justificación esta afirmación nuestra, aunque sí consideramos oportuno destacar que este pequeño trozo del comentario ha sido muy citado y difundido, proponiéndolo a veces como la esencia de lo que santo Tomás entendía por sentido espiritual.

En realidad, debemos recordar una vez más que no es el evento pascual el que da “un sentido espiritual nuevo” a los textos del Antiguo Testamento, sino que en él (en el evento pascual) se constata el cumplimiento de las figuras (sentido espiritual) y de las profecías (sentido literal), las cuales poseían ya previamente este contenido semántico destinado a esclarecerse con el advenimiento de los hechos.

Puede ayudar a entender la mente del Aquinate sobre esto, lo que en este mismo capítulo se dice al comentar el v. 23 que dice: “narraré tu nombre a mis hermanos[31]. Dirá allí el Aquinate que esta predicación será uno de los frutos del auxilio que Dios dio movido por la oración de Cristo. En seguida pone como objeción que el nombre de Dios ya había sido predicado antes de la pasión, a lo cual responde diciendo que “es así, pero más plenamente fue revelado después de la pasión y la resurrección. Primero ciertamente narró a sus discípulos con su propia boca, cuando abrió a ellos el sentido para que entendieran las Escrituras (Lc 24,45). Segundo, dándoles el Espíritu Santo: Jn 16,13: cuando venga el Paráclito aquél espíritu de verdad, os enseñará toda la verdad. Y Jn 14,26: cuando viniera el Paráclito que enviará el Padre. Pero plenísimamente narrará cuando manifestará su divinidad en el Juicio: Jn 14,21: yo mismo me le manifestaré: Lc 21,27: entonces verán al hijo del hombre viniendo con poder y majestad. Entonces en el Hijo conocerán al Padre: Jn 14,20: en aquel día conoceréis que yo estoy en el Padre y el Padre en mí, y yo en vosotros. Y esto solo conviene al Hijo, como él mismo dice en Mt 11,27: nadie conoce al Padre sino el Hijo[32].

Para santo Tomás, entonces, la pasión de Cristo (el corazón abierto) es uno de los momentos de una revelación que es cada vez más evidente. Ésta se hizo ya antes de la Pasión, aunque luego de la misma fue más plena (primero, cuando Cristo por boca propia la declaró y, segundo, por el Espíritu Santo) y será plenísima en el Juicio final.

Como última operación de este punto, procedemos a agrupar ahora las abundantes metáforas señaladas por el Aquinate en esta pocas páginas. Quizás esté de más recordar acá que la metáfora, de acuerdo con las exposiciones precedentes, debe considerarse “sentido literal”, aunque, como ya hemos señalado, sentido literal impropio.

Por su parte, la cantidad de expresiones de este tipo no debe llamar la atención, puesto que el texto bíblico comentado es del género literario de la poesía en el cual este tipo de usos rebosa. En efecto, son numerosas las interpretaciones metafóricas que realiza santo Tomás (ciervo, día y noche, gusano, novillos, toros, agua, cera, león, etc.) y que ahora presentaremos brevemente.

En primer lugar recordemos el pasaje ya expuesto anteriormente al hablar del título del Salmo. Para el Aquinate, el ciervo allí mencionado viene referido más convenientemente al alma humana de Cristo que no se lesiona en su paso por el mundo y sube ágil a la gloria de la resurrección. Hemos señalado ya los elementos de este lugar.

En el v. 3 hace una distinción interesante al comentar el binomio “día y noche”. Si se toma ad litteram, es decir, día y noche temporalmente, debe entenderse que se indica la asiduidad de la oración; y esta interpretación se acomoda al texto de san Jerónimo que dice “non est silentium” siguiendo el texto hebreo[33]. Observemos que es sentido literal pero siempre impropio, es decir, es un modo de significar esa característica de la oración, la de ser “continua”.

Otro modo posible es el de san Agustín que entiende prosperidad por día y adversidad por noche. Y así, “las palabras que se dicen pidiendo la salud corporal, se hacen en el día por las cosas prósperas; por la noche para que la adversidad sea quitada”[34]. Por lo tanto, Cristo pide “día y noche”, es decir, pide adquirir la prosperidad y librarse de la adversidad, pero no es escuchado. El Aquinate señala como objeción el texto de Heb 5,7, “fue escuchado”, y responde haciendo una distinción entre una salvación del Antiguo Testamento, que es temporal, y otra del Nuevo, que es eterna.

En relación a la expresión “yo soy un gusano y no hombre” del v. 7, dará tres posibilidades de esta “similitud” que casi son contrarias, aunque pareciera que santo Tomás prefiere entenderla como similitud de confusión: “Aquellos son librados, pero yo no soy librado de la confusión; sino (que soy) tan vilmente pisado (o despreciado) como si fuese un gusano y no un hombre”[35]. El segundo modo de entenderlo es que “gusano” indique la dignidad de Cristo: “en efecto, el gusano no es generado ex coitu, sino de la tierra, solo por el calor del sol celestial”[36]. Así Cristo, que nace de la virgen con la sola operación del Espíritu Santo, dice que no es hombre solamente, sino que también es Dios[37]. La tercer posibilidad es la dada por san Agustín que dice que por hombre se entiende el hombre viejo, Adán, que fue hombre sin ser hijo de hombre. Por gusano se entiende Cristo, que fue hombre siendo hijo de hombre, es decir de la Virgen: y por eso dice soy gusano y no hombre que goza las cosas temporales sino hijo de hombre que goza las cosas espirituales[38].

Una serie de metáforas se haya en los vv. 13-15 al hablar de la aflicción de la carne sufrida durante la pasión. Hablará de los perseguidores, del efecto de la persecución y del modo de la persecución[39], siempre usando imágenes metafóricas. Podemos notar que todo esto viene siempre referido a la pasión de Cristo, casi sin hacer ya distinciones.

“Primero, por lo tanto, son introducidos los perseguidores que invaden con la obra: de los cuales algunos son menores, como la plebe y los ministros; y de ellos dice me circundaron muchos novillos […]. Algunos son mayores: de donde dice, pingües toros me asediaron […]. Se dice que el toro es un animal melancólico: y por esto durante el día retiene la ira. Y como los menores tienen audacia a causa de su multitud, así los mayores a causa de las riquezas”[40].

“Consecuentemente pone los perseguidores que se alzan con la boca; de donde se dice abrieron sobre mí su boca.  Y esto de modo múltiple, tentando […] acusando, envidiando, pidiendo la muerte, diciendo crucifícalo […]. Consecuentemente suma la similitud como león raptor y rugiente, a quien son comparados por la crueldad […] en efecto, es propio del león que ruja cuando ha capturado la presa […] y dice raptando, insidiando, rugiendo, pidiendo manifiestamente la muerte”[41].

Siguen dos comparaciones (el agua y la cera) en cuya interpretación muestra el santo Doctor grande apertura. La referida a la cera podemos omitirla porque ya hemos citado esos textos. Veamos pues qué dice de la expresión: “como el agua fui derramado”.

“Consecuentemente se pone el efecto de la persecución […]. Dice por lo tanto,  me persiguieron y me dañaron: puesto que en cuanto a la salud corporal lo invalidaron totalmente, y por eso dice como agua fui derramado. Si fuera derramado aceite, algo quedaría en el vaso; si se derrama vino, a menudo permanece olor en el vaso; pero si es agua, nada queda; casi como diciendo: totalmente derramado según su opinión […] el agua se derrama levemente y se arroja: así fui derramado yo. Como también los judíos no solo intentaron borrarlo de la superficie de la tierra, sino que también quisieron que perdiera su fama”[42].

Otras interpretaciones son posibles, siempre en el mismo sentido, es decir, referidas a la pasión de Cristo: “O se asimila a Cristo al agua, porque el agua lava; así la pasión de Cristo lava de todos los pecados y de toda inmundicia […]. Del mismo modo, el agua riega y hace fructificar: así la pasión de Cristo […] fructifica frutos de vida eterna. O igualmente (el agua) hace la vía resbaladiza: así la pasión de Cristo dispone a los judíos a la caída (según el texto de 1 Cor 1,23)”[43].

En el v. 16 la expresión “se secó como una teja mi fuerza” quiere decir que todo lo que parecía florecer en Cristo antes de la pasión se desvaneció: el obrar milagros, la fecundidad de la doctrina, la fama y la gloria de los pueblos[44]. “Como una teja”, es decir, o se secó en cuanto a la operación de los milagros o se secó en cuanto que la virtud o fuerza de Cristo fue endurecida en la pasión para que pudiera soportarla[45].

En el mismo versículo, la expresión “ser reducido a polvo” puede significar tres cosas diversas: la vil muerte que tuvo que sufrir; los miembros que son los miembros incinerados, pero no de Cristo; o los judíos a quienes es entregado y que son como polvo[46].

Por último, notemos que la espada, los perros, los leones y los unicornios, de los vv. 21-22, tienen también un sentido metafórico para el Aquinate.

Se pone una objeción, puesto que la espada no puede ser tomada en sentido propio porque Cristo fue atravesado por una lanza y no por una espada. Deberá entonces entenderse como aquello que divide el alma del cuerpo, es decir, la muerte;  o también la lengua de los adversarios; o, en sentido literal propio, pero referido a los miembros de Cristo, de los cuales muchos fueron muertos a espada[47].

Describe luego las tentaciones (o tentadores) con tres imágenes que indican tres características diversas. En primer lugar, estos tentadores son irracionales como los perros que ladran antes de percibir contra quién deban ladrar a causa de su ira precipitada. Así los judíos ladraban contra Cristo al gritar crucifícalo, crucifícalo, sin saber por qué lo hacían[48]. Estos son además crueles como el león, que es un animal cruel; y esto se refiere o a Pilatos, quien tiene la autoridad del león, es decir, el emperador, o se refiere al Diablo[49]. Finalmente son soberbios como el unicornio que es soberbio por tener un cuerno en la cabeza y lo es a tal punto que no soporta ninguna sujeción sino que, una vez capturado, muere al instante. Así también los príncipes de los sacerdotes y los escribas que se gloriaban de un singular conocimiento de Dios, eran soberbios[50].

Juzgamos que es suficiente con los lugares indicados para hacer notar cómo santo Tomás interpreta el Salmo en sentido literal referido de Cristo, a modo de profecía, pero con gran consideración del género literario propio (la poesía, pletórica de metáforas, comparaciones y otros recursos literarios).

Hemos recorrido, en esta parte central del trabajo dedicada a santo Tomás, tanto la exposición teorética como la puesta en práctica de la doctrina tomista de los sentidos bíblicos. Lo primero fue abarcado de modo substancialmente exhaustivo; lo segundo, en cambio, se ha limitado a presentar tan solo un extracto de la inmensa labor de comentador que cumplió el Aquinate a lo largo de su magisterio. Sin embargo, creemos que el texto elegido y presentado ha resultado oportuno y ha colaborado satisfactoriamente para dar más luces sobre el concepto que queríamos profundizar.


[1] Vimos cómo en el Proemio del Comentario santo Tomás invoca la autoridad de los Concilios a favor de su interpretación.

[2] “Et unus est modus procedendi in omnibus, quia incipiunt a gemitu, et terminantur in salutem populorum: quia ex passione facta est salus omnibus hominibus”. Santo Tomás de Aquino, Postilla super Psalmos, ps. 21, n. 1.

[3] “Titulus Hieronymi est: victori pro cervo matutino. In nostra littera, victori pro assumptione vel pro cerva matutina. In hoc Psalmo principaliter agitur de passione Christi. Secundo tangitur in eo de resurrectione: quia per eam datur intelligi passio, et passio ordinatur ad resurrectionem; sicut si dicam, iste est manumissus, ostendit quod fuit servus. Ergo iste Psalmus est David, idest Christi. Et est pro assumptione, idest resurrectione, et haec fuit matutina; unde, pro cerva, idest pro humana natura, vel pro cervo matutino, idest Christo: Ps. 107: exurgam diluculo”. Ibidem.

[4] “Hic autem titulus est quando David ibat profugus, et latebat in desertis sicut cervus. Unde supra dixit, Ps. 17: et posuit pedes meos tamquam cervorum. Unde pro ista tribulatione quae figurabat passionem Christi, intitulatur iste Psalmus”. Ibidem.

[5] “Hoc modo tamen melius refertur ad Christum, ut per cervum intelligatur humana natura in Christo, quia cervus transit spineta sine laesione pedum; sic Christus transivit per istam vitam praesentem sine sui inquinatione. Item cervus optime salit: sic Christus de fovea mortis ascendit ad gloriam resurrectionis. Et ideo cervus dicitur, et matutinus dicitur, quia tunc surrexit”. Ibidem.

[6] “Et quia Christus non est liberatus a passione corporali cum esset in passione, secundum hoc dicitur ad horam derelictus, idest passioni expositus: Rom. 8: proprio filio suo non pepercit et cetera. Item illa petitio. Pater si fieri potest, transeat a me calix iste, ut dicitur Matth. 26, non videtur impleta, quia erat secundum carnem: Isa. 34: ad punctum et in modico dereliqui te, idest passioni te exposui; et in miserationibus magnis congregabo te, scilicet in resurrectione. Et ideo dicit, quare me dereliquisti? Idest passioni me exposuisti”. Ibidem.

[7] “Et haec est una de regulis supra in principio Psalterii positis, quod ea quae pertinent ad membra, dicit Christus de se, propter hoc, quod sunt sicut unum corpus mysticum Christus et Ecclesia; et ideo loquuntur sicut una persona, et Christus transformat se in Ecclesiam, et Ecclesia in Christum: Rom. 12: multi unum corpus sumus in Christo”. Ibidem.

[8] El hebreo dice: “Lejos de mi salvación las palabras de mi rugido”. Sin embargo el aparato crítico de la BHS hace notar que si se invierte el orden de la segunda y tercera consonantes podría vocalizarse también: שְׁגִאוֹתַי: “mis errores”, más cercano al texto de la LXX y de la Vulgata (y de santo Tomás). No desconoce sin embargo el Aquinate el término que trae el texto hebreo puesto que enseguida dará una posible interpretación dada por san Jerónimo cuyo texto dice “longe a salute mea verba gemitus mei.

[9] “Unde haec verba dixit Christus in persona peccatoris, sive Ecclesiae. [] In membris autem Christi, idest in Ecclesia, sunt delicta sive peccata. In capite vero, idest in Christo, nullum est delictum, sed similitudo delicti: Rom. 8: misit Deus filium suum in similitudinem carnis peccati, et de peccato damnavit peccatum: 2 Cor. 5: eum qui peccatum non noverat, peccatum pro nobis fecit, ut nos efficeremur justitia Dei in Christo”. Santo Tomás de Aquino, Postilla super Psalmos, ps. 21, n. 1.

[10] “Christus autem imminente passione oravit, pater si fieri potest transeat et cetera. Matth. 28. Sed haec verba Christi orantis possunt dupliciter exponi. Uno modo ut Christus ea protulerit quasi gerens infirmorum personam, qui sunt in Ecclesia: quia futurum erat ut aliqua membra sua debilia, quando immineret eis passio, formidarent. Alio modo quod protulit hanc petitionem gerens officium carnis infirmae in Christo, quae naturaliter timet et fugit mortem”. Ibidem.

[11] Como se puede constatar en la nota siguiente, santo Tomás se refiere por una parte al texto bíblico de san Jerónimo y por otra a una obra de san Agustín, De gratia Novi Testamenti.

[12] “Quod petiit ergo liberari, fuit verbum vel membrorum in quibus delictum invenitur, vel carnis Christi in qua est similitudo delicti sive peccati: et ideo dicit, verba, quibus petiit liberari, quae sunt, delictorum meorum, idest fidelium, pro quorum delictis patior; vel sunt infirmae carnis quae habet similitudinem delicti: longe a salute corporali, quia calix, sive passio, non transit a me ut petii; quasi dicat, non consequor salutem quam intendo, si petitio mea quam peto, exaudiretur, pater, transeat a me calix iste. Et ideo littera Hieronymi habet, longe a salute mea verba gemitus mei. Aliter exponit Augustinus in Lib. de gratia novi testamenti: haec verba quibus peto liberari a passione et conqueror quod sum derelictus passioni, sunt longe a salute mea quam secundum quod Deus debeo facere. Matth. 1: ipse salvum faciet populum suum a peccatis eorum. Et assignat rationem quare sit derelictus: est enim duplex salus: una corporalis, quae est communis hominibus et jumentis: Ps. 35: homines et jumenta salvabis domine. Alia spiritualis et aeterna; et haec est propria Christi: unde dicit, mea, quia salus novi testamenti est per Christum facta: Isa. 45: Israel salvatus est in domino salute aeterna. Et haec differunt: quia prima quaerebatur in veteri testamento; secunda quaeritur in novo. Quare ergo derelictus est passibilis? Quia ipse venit in novo testamento. Et haec verba quae hic dixit, longe a salute mea, spirituali, quia sunt pro corporali salute. Longe. Christus loquitur in persona peccatorum, qui quandoque propter peccata derelinquuntur a Deo: unde dicit, verba delictorum meorum, idest peccatorum, sunt longe a salute, spirituali: quia haec est causa quare peccatores non salvantur, quia sunt peccatores: Joan. 9: peccatores Deus non audit. Vel secundum Augustinum, loquitur, a me, quasi derelinquendo me, fecisti me longe a salute mea, idest corporali: et haec verba sunt delictorum meorum”. Ibidem.

[13]Pero tú, alabanza de Israel, habitas en el santo”, “Tu autem in sancto habitas Laus Israhel”.

[14]Tu autem. Supra posita est quaestio Christi inquirentis causam passionis suae; hic autem ostendit quod hujusmodi quaestio est rationabilis, et rationabile est quod est derelictus”. Santo Tomás de Aquino, Postilla super Psalmos, ps. 21, n. 3.

[15] “Et primo dicit hoc esse mirabile ex parte Dei. Secundo ostendit hoc experimento antiquo, ibi, in te speraverunt. Hoc quod hic dicitur, tripliciter refertur ad praedicta, secundum tres expositiones. Una est, quia est longe a salute temporali, et sic facta est ista divisio. Unde illud est mirabile ex parte Dei propter duo. Primum est, cum Deus in sanctis habitet, et non defendat eos: Judith 6: si dominus nobiscum est, cur haec mala omnia apprehenderunt nos? Ubi sunt mirabilia ejus quae patres nostri narraverunt nobis? Et ideo dicit, tu autem in sancto habitas: Hierem. 14: tu in nobis es domine, sed specialiter habitat in Christo”. Ibidem.

[16] “Ideo scilicet quia, verba delictorum meorum sunt longe a salute mea, spiritualiter: sed ego clamo pro temporali: tu vero qui habitas in sancto, ut sis, laus Israel, non exaudies, quia non exaudis quando quis non clamat pro spirituali salute”. Ibidem.

[17] “Vel secundum tertiam expositionem, ut loquatur Christus in persona peccatoris; quasi dicat, ideo es longe a salute mea, quia non habitat in peccatoribus; sed in sancto”. Ibidem.

[18] “En tí esperaron nuestros padres, esperaron y los libraste”. “In te speraverunt patres nostri, speraverunt et liberasti eos”.

[19] “[] patres pertinebant ad vetus testamentum in quo temporalia dabantur: et ideo, ut ostendat quod divina providentia temporalia etiam disponat, liberat eos etiam temporali liberatione. Sed Christus promittit et donat spiritualia: et ut ostendat contemnenda temporalia et speranda aeterna, noluit temporalem liberationem secundum rationem: et tamen aliqui in novo testamento sunt temporalibus liberationibus liberati, et in veteri testamento aliqui sunt spiritualibus afflictionibus eruditi, ut ostendatur Deus auctor esse utriusque testamenti”. Ibidem, ps. 21, n. 4.

[20]Porque tú eres quien me sacaste del vientre, esperanza mía, del seno de mi madre, hacia ti fui echado del útero del vientre de mi madre, tú eres mi Dios”. “Quoniam tu es qui extraxisti me de ventre spes mea ab uberibus matris meae, in te proiectus sum ex utero de ventre matris meae Deus meus es tu”.

[21] “Causa irrisionis consuevit esse stultitia []. In hac causa duo facit. Primo ponit divinum beneficium motivum ad sperandum”. Santo Tomás de Aquino, Postilla super Psalmos, ps. 21, n. 7.

[22] “Hic ponit primo quae pertinent ad caput. Quaecumque nascuntur naturaliter et universaliter ex utero matris, virtute divina producuntur, et ipsa est omnium causa []. Sed singulariter dicit Christum abstractum ex utero matris, quia mirabiliter conceptus est, et sine semine natus, servata matris integritate: hoc est beneficium”. Ibidem.

[23] “[] ex quo factus sum homo, quia ante non erat Dei filius homo. Sed si exponatur de membris Christi, projectio sive extractio est de uno in aliud secundum carnem; Christus autem semper tendebat in Deum. Sed loquitur de membris quae secundum carnem semper sunt in ventre carnali, scilicet concupiscentiis mundanis; sed per Deum ab hujusmodi concupiscentiis extrahuntur, et projiciuntur in Deum: ut nihil nisi Deum sperent et quaerant. Consequenter concludit orationem cum dicit, ne discesseris a me, scilicet defendendo, vel in me, vel in membris meis quantum ad spiritualia; quasi dicat, dereliquisti me, exponendo passioni corporali. Ne recedas a me, fovendo me spirituali auxilio”. Ibidem, ps. 21, n. 8.

[24] “[] et ideo oro ne discesseris a me, quoniam tribulatio proxima est. Haec enim intelligenda sunt ut Christus loquatur in persona membrorum suorum, ut non derelinqueret ea in tribulationibus”. Ibidem, ps. 21, n. 9.

[25]Fueron dispersados todos mis huesos, mi corazón se volvió como cera líquida en medio de mi vientre”. “Dispersa sunt universa ossa mea, factum est cor meum tamquam cera liquescens in medio ventris mei”.

[26] “In homine est duplex fortitudo. Una est fortitudo corporis, et haec consistit in ossibus et nervis; et quantum ad hoc dicit, dispersa sunt omnia ossa mea: quasi dicat: omnis virtus mea corporalis defecit. Tamen de Christo dicitur spiritualiter: nam apostoli qui sunt ossa Christi, dispersi fuerunt: Zach. 13: percutiam pastorem, et dispergentur oves gregis. Ibidem, ps. 21, n. 11.

[27] “Alia est fortitudo animae, quae consistit in corde; unde dicit, factum est cor meum tamquam cera liquescens. Quaerit Augustinus quomodo de Christo capite verum sit: quia hoc videtur provenire ex superabundanti timore, quod non est dicendum de Christo: quia etsi fuerit in eo timor naturalis, non tamen fuit tantus quod liquesceret cor”. Ibidem.

[28] Consideraremos enseguida la última parte de este parágrafo.

[29] Et ita intelligitur de Christo non secundum se, sed quantum ad membra; quae quidem sunt cor Christi, quae et praecipue diligit: Phil. 1: eo quod vos habeam in corde. Et sequitur, testis est mihi Deus, quomodo cupiam vos esse in visceribus Jesu Christi. Hi fuerunt apostoli qui fuerunt ossa ad sustentandum infirmos in Ecclesia, sicut ossa sustentant carnes: Rom. 15: debemus nos firmiores imbecillitatem infirmorum sustinere. Et fuerunt corda eorum sicut cera liquescens. Primo mala liquefactione per timorem, sicut in fuga discipulorum: Matth. 26: tunc relicto eo fugerunt omnes. Et in negatione Petri: Luc. 22: at ille negavit, dicens, homo nescio quid dicis. Secundo bona liquefactione, sicut in conversione discipulorum, ut patet in Petro et Andrea. Vel dicendum quod liquefactio etiam est amoris. Cant. 5: anima mea liquefacta est. Res antequam liquefiat, dura est et constricta in se; si liquescit, diffunditur et tendit a se in aliud. Timor etiam quandoque indurat, quando scilicet non est magnus: et sic est etiam de amore: quia quando supervenit amor, tunc homo tendit in aliud quod ante in se erat. Et de hac liquefactione potest exponi etiam de Christo secundum quod est caput: nam hoc liquefieri et est a spiritu sancto, et est in medio ventris, idest affectus”. Santo Tomás de Aquino, Postilla super Psalmos, ps. 21, n. 11.

[30] “Vel per cor Christi intelligitur sacra Scriptura, quae manifestat cor Christi. Hoc autem erat clausum ante passionem, quia erat obscura; sed aperta est post passionem, quia eam jam intelligentes considerant, et discernunt quomodo prophetiae sint exponendae”. Ibidem.

[31]Narrabo nomen tuum fratribus meis”. Sal 22(21), 23.

[32] “Sed numquid non narravit ante passionem nomen Dei? Cum ipse dicat, Joan. 17: pater manifestavi nomen tuum hominibus et cetera. Dicendum quod sic: sed plenius post passionem et resurrectionem. Primo quidem narravit discipulis ore proprio, quando aperuit illis sensum ut intelligerent Scripturas, Luc. ult. Secundo dando eis spiritum Paraclitum: Joan. 16: cum venerit Paraclitus ille spiritus veritatis, docebit vos omnem veritatem. Et Jo. 14: cum venerit Paraclitus quem mittet pater etc. ille docebit vos omnia. Sed plenissime narrabit quando manifestabit divinitatem suam in judicio: Joan. 14: manifestabo ei meipsum: Luc. 21: tunc videbunt filium hominis venientem cum potestate magna et majestate. Tunc enim in filio cognoscent patrem: Joan. 14: in die illa cognoscetis, quia ego in patre, et pater in me, et ego in vobis. Et hoc ipsi soli filio convenit, ut ipse dicit Matth. 11: nemo novit patrem nisi filius”. Santo Tomás de Aquino, Postilla super Psalmos, ps. 21, n. 18.

[33] “Per diem et noctem duo intelligere possumus. Uno modo ad litteram diem et noctem temporalem et sic clamare, est clamare assidue[33]; unde dicit. Non exaudies; quasi dicat: quamvis assidue clamem, non sum tamen exauditus. Littera Hieronymi habet, et nocte et non est silentium mihi, quasi non sileo die et nocte orare”. Ibidem, ps. 21, n. 2.

[34] “Alio modo, ut per diem intelligatur prosperitas, et per noctem adversitas. Et secundum Augustinum verba quae pro salute corporali dicuntur, fiunt per diem pro prosperis; per noctem, ut tollatur adversitas. Ergo Christus clamat per diem, quando est in prosperitate, et non exauditur, quia petit ut non pereat: et per noctem, ut tollatur adversitas, et non tollitur”. Ibidem.

[35] “Dicit ergo, illi sunt liberati, ego autem non sum liberatus a confusione; sed sic viliter conculcatus ac si essem vermis et non homo”. Ibidem, ps. 21, n. 5.

[36] “Secundo modo ut pertineat ad Christi dignitatem: vermis enim non generatur ex coitu, sed ex terra, solo calore solis caelestis”. Ibidem.

[37] “Ipse enim quasi tenerrimus ligni vermiculus, ut dicitur 2 Reg. 23, sic Christus ex virgine sola operatione spiritus sancti: Psalm. 84: dominus dabit benignitatem, et terra nostra dabit fructum suum. Ideo dicit, ego autem sum vermis et non homo, scilicet tantum, sed etiam Deus”. Ibidem.

[38] “Vel aliter secundum Augustinum. Per hominem intelligitur homo vetus, scilicet Adam, qui sic fuit homo quod non filius hominis. Per vermem intelligitur Christus, qui sic fuit homo quod filius hominis, idest virginis: ideo dicit. Sum vermis et non homo, scilicet gaudens temporalibus, sed filius hominis gaudens spiritualibus”. Ibidem.

[39] “[] hic autem prosequitur ordinem passionis quantum ad afflictionem carnis. Et proponit primo persecutores. Secundo persecutionis effectum, ibi, sicut aqua. Tertio persecutionis modum, ibi, circumdederunt me canes”. Ibidem, ps. 21, n. 10.

[40] “Primo ergo introducuntur persecutores invadentes opere: quorum quidam minores, ut plebs et ministri; et quantum ad hos dicit, circumdederunt me vituli multi: Eccl. 1: stultorum infinitus est numerus. Circumdederunt me, quia undique invaserant: Psalm. 117: circumdederunt me sicut apes et cetera. Quidam sunt majores; unde dicit, tauri pingues obsederunt me: Eccl. 6: ne extollas te in cogitatione tua, sicut taurus qui ex pinguedine et fortitudine, nec jugo premitur, et multum generat et superbit. Dicitur quod taurus est animal melancholicum: et propter hoc diu retinet iram. Et sicut minores habent audaciam propter multitudinem, ita majores propter divitias. Et ideo dicit, pingues: Job 15: pingui cervice armatus est. Obsederunt me: Job 19: obsederunt in gyro tabernaculum meum”. Ibidem.

[41] “Consequenter ponit persecutores insurgentes ore: unde dicit, aperuerunt super me os suum. Et quidem multipliciter eum tentando: Matth. 22: quid me tentatis hypocritae? Accusando, invidendo, ad mortem expetendo, dicentes, crucifige: Thren. 3: inimici mei aperuerunt os suum super me. Consequenter adhibet similitudinem, sicut leo rapiens et rugiens, cui comparantur propter crudelitatem: Hier. 12: facta est mihi hereditas mea quasi leo in sylva: dedit contra me vocem: nam leonis est ut capta praeda rugiat: Amos 3: numquid dabit catulus leonis vocem de cubili suo nisi aliquid apprehenderit? Et dicit, rapiens, insidiando, et rugiens, manifeste in mortem expetendo: Ezech. 22: sicut leo rugiens rapiensque praedam animam devoraverunt”. Ibidem.

[42] “Consequenter ponit persecutionis effectum. Et primo proponit hunc effectum. Secundo exponit eum, ibi, dispersa. Dicit ergo, persequuntur me et nocent: quia quantum ad corporalem salutem totaliter invaluerunt: et ideo dicit: sicut aqua effusus sum. Si effundatur oleum; aliquid remanet in vase; si effundatur vinum, saltem remanet odor in vase; sed de aqua nihil remanet; quasi dicat, totaliter effusus sum secundum eorum opinionem: 2 Reg. 14: quasi aquae dilabimur, quae non revertuntur super terram. Aqua leviter effunditur et projicitur: sic ego effusus sum. Sicut etiam Judaei non solum eum delere desuper terram conati sunt, sed etiam famam ejus perdere voluerunt”. Ibidem, ps. 21, n. 11.

[43] “Vel assimilatur Christus aquae, quia aqua lavat; sic passio Christi de omnibus peccatis et omnes sordes lavat: Apoc. 1: dilexit nos et lavit nos a peccatis nostris in sanguine suo. Item aqua rigat et facit fructificare: sic passio Christi: Eccl. 24: dixi, irrigabo hortum meum et cetera. Et fructificat fructum vitae aeternae: Eccl. 24: flores mei (idest passionis meae) fructus honoris et honestatis. Item facit viam lubricam: sic passio Christi disponit Judaeos ad casum: 1 Cor. 1: nos autem praedicamus Christum crucifixum: Judaeis quidem scandalum, gentibus autem stultitiam; ipsis autem vocatis Judaeis atque Graecis Christum Dei virtutem et Dei sapientiam”. Ibidem.

[44] “Hic ostendit quod quicquid pulchrum fuit in Christo evanuit. Florere videbantur in Christo ante passionem tria: operatio miraculorum, facundia doctrinae, fama et gloria populorum”. Ibidem, ps. 21, n. 12.

[45] “Vel testa, quando arescit induratur: sic in passione virtus Christi fuit indurata ad sustentandum: Eccl. 27: vasa figuli probat fornax, et homines justos tentatio tribulationis”. Ibidem.

[46] “Sed in passione viluit; unde dicit, et in pulverem mortis deduxisti me, idest vilem mortem me pati fecisti: Sap. 2: morte turpissima condemnemus eum. Vel si referatur ad membra, in pulverem mortis deduxisti me, idest membra mea quae sunt incinerata, non autem Christi. Vel in pulverem etc., idest in potestatem Judaeorum dedisti me qui sunt sicut pulvis et cetera”. Ibidem.

[47] “Christus non fuit occisus a gladio, sed lancea; et lancea etiam fuit percussus post mortem. Sed dicendum, quod gladius sua acuitate dividit: Heb. 4: acutior omni gladio ancipiti, et pertingens usque ad divisionem: et ideo quia mors dividit animam a corpore, et patrem a filio et e contra, et fratrem a fratre, dicitur gladius: Zach. 13: framea, idest mors, suscitare super pastorem meum: et ab hac eruitur in resurrectione. Vel framea est lingua adversariorum: Psal. 56: lingua eorum gladius acutus. Vel hic loquitur Christus pro membris, quorum plures sunt occisi gladio: Act. 12: occidit autem Jacobum fratrem Joannis gladio. Ibidem, ps. 21, n. 16.

[48] “Hic orat contra tentationes: et tripliciter describit hic eos irrationabiles et hoc facit sub similitudine canis, qui latrat antequam percipiat contra quem debeat latrare, propter subitam iram ejus, sic Judaei antequam scirent quare latrarent contra Christum, clamabant: Phil. 3: videte canes, videte malos operarios: et supra, circumdederunt me canes multi. Hoc maxime pertinet contra Judaeos, qui contra Christum latrantes clamabant, crucifige crucifige. Luc. 23”. Ibidem.

[49] “Hic describit eos crudeles sub similitudine leonis, qui est crudele animal: et hoc refertur ad Pilatum qui fungitur leonis potestate, idest imperatoris, quem apostolus dicit leonem: 2 Tim. 4: liberatus sum de ore leonis. Vel refertur ad Diabolum: 1 Pet. ult.: tamquam leo rugiens circuit quaerens quem devoret. Et a cornibus Unicornium humilitatem meam”. Ibidem, ps. 21, n. 17.

[50] “Hic describit eos superbos: et refertur ad principes sacerdotum et Scribas, qui scilicet comparantur Unicorni superbiam designanti: et hoc indicat quod unum cornu habet in capite, et est tantae superbiae quod nullo modo patitur subjectionem, sed statim captus moritur: Job 39: numquid volet rhinoceros, idest Unicornis, servire tibi aut morabitur et cetera. Et per hoc significantur principes Judaeorum qui singulariter gloriabantur de cognitione Dei. Et quicumque singulariter se extollit, similis est Pharisaeo: Luc. 18: non sum sicut ceteri hominum: Psal. 74: nolite extollere in altum cornu vestrum. Ibidem.

Si encuentras un error, por favor selecciona el texto y pulsa Shift + Enter o haz click aquí para informarnos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.