D. Humanismo cristiano y «humanismo tomista».
Santo Tomás es entonces Doctor humanitatis porque, sobre la senda del Concilio Vaticano II, es el exponente más adecuado del «humanismo cristiano» para nuestro tiempo. La Iglesia había constatado la centralidad que tiene el hombre en la cultura moderna, y al reflexionar sobre sí misma en el Concilio, buscó dar su propia visión de la antropología y del verdadero humanismo:
El concilio Vaticano II recogió en sus documentos el humanismo cristiano, partiendo del principio fundamental, según el cual, «uno en cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, reúne en sí los elementos del mundo material, de tal modo que, por medio de él, estos alcanzan su cima y elevan la voz para la libre alabanza del Creador» (Gaudium et spes 14). También es del Vaticano II esta otra brillante intuición: «El misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado» (ib., 22).
El Papa Magno afirma que Santo Tomás se adelantó por siglos a esta temática, y al tratar el problema del hombre de modo integral, es decir sea en relación a la ontología como a la teología, sentó las raíces del «humanismo tomista», aptas para dar siempre nuevos frutos:
Con gran anticipación, el Aquinate ya se había situado en esta perspectiva: desde el inicio de la Summa Theologiae, cuyo centro es la relación entre el hombre y Dios, sintetiza en una densa y límpida fórmula el plan de la futura exposición: primo tractabimus de Deo; secundo, de motu rationalis creaturae in Deum; tertio, de Christo, qui secundum quod homo, via est nobis tendendi in Deum (S. Th., I, 2, prol.)… Aquí reside la nota distintiva del humanismo tomista que, a juicio de no pocos estudiosos, asegura su justo enfoque y la consiguiente posibilidad de lograr siempre nuevos desarrollos. En efecto, la concepción del Aquinate integra y conjuga las tres dimensiones del problema: la ontológica, la antropológica y la teológica[1].
Es por esto que «el humanismo de santo Tomás gira en torno a esta intuición esencial: el hombre viene de Dios y a él debe volver»[2]. Esta apertura teológica y teocéntrica es la única que puede conservar integralmente la dignidad de la antropología y del humanismo cristiano y tomista. Este es uno de los grandes desafíos que deben afrontar hoy los discípulos de Santo Tomás: «El humanismo cristiano, como lo ilustró santo Tomás, tiene la capacidad de salvar el sentido del hombre y de su dignidad. Esta es la exaltante tarea encomendada hoy a sus discípulos»[3].
P. Lic. Pablo Trollano IVE
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[1] Mensaje (20 de septiembre de 2003), 3. [Trataremos primeramente de Dios; después, del movimiento de la criatura racional hacia Dios, y en tercer lugar, de Cristo, que, en cuanto hombre, es nuestro camino para ir a Dios].
[2] Mensaje (20 de septiembre de 2003), 4.5.
[3] Mensaje (20 de septiembre de 2003), 6.
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Comments 1
Realmente es una hermosa pagina,y con un contenido muy serio.Realmente me agradaría mucho poder tenerla (PERTENESCO A FASTA FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO )