CAPÍTULO XXXIV
Razones para probar la eternidad del mundo por parte de la misma acción productiva
Pueden aducirse también otras razones por parte de la acción misma creadora para probar lo mismo. Así:
Lo que todos afirman unánimemente es imposible que sea falso. Pues la falsa opinión es una cierta debilidad del entendimiento, como el falso dictamen acerca del sensible propio proviene de la enfermedad del sentido. Mas los defectos ocurren accidentalmente, por ocurrir al margen de lo intentado por la naturaleza, y lo que ocurre accidentalmente no puede acontecer siempre y en todos los individuos, como el dictamen que da todo paladar acerca de los sabores no puede ser falso. Así, el juicio que dan todos acerca de la verdad no puede ser erróneo. Ahora bien, “es sentencia común de todos los filósofos que de la nada, nada se hace”. Luego esto ha de ser verdadero. Si, pues, hay algo hecho, tuvo que ser hecho de algo. Y si esto también fue hecho, también hubo de ser hecho de otra cosa. Mas no se puede seguir esto indefinidamente, porque en este caso no se habría llevado a cabo generación alguna, por no ser posible traspasar el infinito. Se ha de llegar, por tanto, a algo primero que no sea hecho. Pero todo ser que no existió siempre, necesariamente es hecho. Por donde es necesario que aquello de lo que todo se hace sea sempiterno; y, al no ser esto Dios, porque El no puede ser materia de cosa alguna, como se probó en el libro primero (c. 17), forzosamente ha de haber algo eterno fuera de Dios, y es la materia primera.
Si algo no se comporta del mismo modo en instantes diferentes, necesariamente ha tenido que haber en él alguna mutación, pues moverse es precisamente esto: no comportarse del mismo modo en instantes diferentes. Mas lo que comienza a existir de nuevo no se comporta del mismo modo en instantes diferentes. Luego necesariamente se debe esto a algún movimiento o mutación. Pero todo movimiento o mutación se encuentra en algún sujeto, pues es “el acto del móvil”. Y como el movimiento es anterior a su efecto, pues en él termina el movimiento, es necesario que antes de cualquier cosa hecha prexista algún sujeto móvil. Y como, por otra parte, no es posible proceder en esto indefinidamente, se tendrá que llegar a algún sujeto primero que no comience de nuevo, sino que exista siempre.
Todo lo que comienza a existir de nuevo, antes de existir era posible, piles de lo contrario sería imposible su existencia y necesaria su no‑existencia; y así, siempre sería no‑ser y nunca comenzaría a existir. Pero lo que tiene posibilidad de existir es algo que ya existe en potencia. Por lo que, antes de que comience a existir algo de nuevo, debe prexistir ya algo que tenga la existencia en potencia. Y como esto no puede proceder indefinidamente, es preciso admitir algún sujeto potencial primero que no comenzó a existir de nuevo.
Ninguna substancia permanente existe mientras se está haciendo, pues se hace con miras a que exista, y, por tanto, no se haría sí ya existiese. Pero, mientras se hace, debe haber algo que sea sujeto de la acción, pues la acción, al ser accidente, no puede existir sin sujeto. Luego todo aquello que se hace tiene algún sujeto preexistente. Y, no pudiendo prolongarse esto hasta el 1 infinito, se sigue que el primer sujeto no es hecho, sino sempiterno. De lo cual se deduce también que hay algo eterno además de Dios, puesto que El no puede ser sujeto de la producción y del movimiento.
Estas son las razones en las que se apoyan algunos -como si fuese en demostraciones- para decir que es necesario haber existido siempre las cosas creadas. En lo cual contradicen a la fe católica, la cual establece que nada ha existido siempre, a no, ser Dios, sino que todo ha comenzado a existir, excepto un Dios eterno.
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