CAPÍTULO XXXIV: Cuanto se afirma de Dios y de las criaturas se dice analógicamente

CAPÍTULO XXXIV

Cuanto se afirma de Dios y de las criaturas se dice analógicamente

De lo dicho se deduce que cuanto se afirma de Dios y de los otros seres se predica, no unívoca ni equívocamente, sino analógicamente, o sea, por orden o relación a alguna cosa.

Y esto puede ser de dos maneras. La primera, cuando muchos guardan relación con uno solo; por ejemplo, con respecto a una única salud, se aplica el concepto “sano” al animal, como sujeto; a la medicina, como causa; al alimento, como conservador; y a la orina, como serial.

La segunda manera es cuando se considera el orden o relación que guardan dos cosas entre sí, y no con otra; por ejemplo, el “ser” se predica de la substancia y del accidente, pues éste dice relación a la substancia, y no porque la substancia y el accidente se refieran a un tercero.

Por lo tanto, dichos nombres no se predican analógicamente de Dios y de las criaturas en el primer sentido, sino en el segundo; de lo contrario, sería preciso suponer algo anterior a Dios.

Mas, en dicha predicación analógica, unas veces el orden es idéntico con respecto al nombre y con respecto a la cosa, y otras no. Pues el orden nominal responde al orden del conocimiento, porque es la expresión del concepto inteligible. Luego, cuando lo que es primero en la realidad lo es también conceptualmente, ocupará el primer lugar tanto si atendemos a la significación del nombre como a la naturaleza de la cosa; por ejemplo, la substancia es antes que el accidente; en cuanto a la naturaleza, porque es causa del mismo; y en cuanto al conocimiento, porque entra en su definición. Y por esto el “ente” se predica antes de la substancia que del accidente, no sólo realmente, sino incluso conceptualmente. -Mas, cuando lo que es primero en la realidad es posterior conceptualmente, entonces, en las cosas análogas, el orden real y el conceptual son distintos; por ejemplo, el poder de sanar que hay en las cosas salutíferas es naturalmente anterior a la salud que radica en el animal, como la causa es anterior al efecto; mas como conocemos tal poder por el efecto, por eso lo conceptuamos por él. Y de esto se sigue que, siendo lo “salutífero” anterior en el orden real, se llame, sin embargo, “sano” al animal con prioridad nominal.

Así, pues, como nosotros llegamos al conocimiento de Dios a través de las cosas, la realidad de los nombres que se predican de Dios y de los otros seres se halla anteriormente en Dios y en conformidad con su ser, pero la significación conceptual se le atribuye posteriormente. Por eso se dice que Dios es denominado por sus efectos.

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