CAPÍTULO XVIII
Solución de las objeciones contra la creación
Con esto aparece el engaño de los que impugnan la creación por razones tomadas de la naturaleza del movimiento o de la mutación, como si fuera necesario que la creación, lo mismo que los demás movimientos o mutaciones, se verifique en un sujeto, y fuese preciso que el no‑ser se cambie en el ser, así como el fuego se cambia en aire. Pues:
La creación no es mutación, sino la misma dependencia del ser creado respecto al principio que la origina; por eso pertenece al género de “relación”. De donde nada impide que se encuentre en el ser creado como en un sujeto.
Se ve, no obstante, en la creación cierta mutación, aunque solamente según el modo de entenderla; es a saber, en cuanto que nuestro entendimiento se la representa como si una misma cosa no existiese antes y sí después.
Está claro, con todo, que si la creación es cierta relación, es algo real, y algo que no es increado ni tampoco creado mediante otra relación. Pues, dependiendo realmente el efecto creado del creador, es preciso que tal relación sea algo real. -Porque, como todas las cosas son producidas por Dios en el ser, también ella fue producida por Dios en el ser. -Pero no creada por otra creación que por la que lo fue la primera criatura, en virtud de cuya creación se dice que fue creada. Porque los accidentes y las formas, al no tener existencia propia, tampoco son creados por acción creativa propia, ya que la creación es la producción del ser, sino que, como están en otro, creado lo otro, son creados ellos. -Además, la relación no relaciona por medio de otra relación, porque así daríamos en un proceso indefinido; sino que relaciona por sí misma, por ser esencialmente relación. Luego no se necesita de otra creación para ser creada la creación misma, teniendo que proceder así indefinidamente.
Si encuentras un error, por favor selecciona el texto y pulsa Shift + Enter o haz click aquí para informarnos.