CAPÍTULO XI: De Dios se predica algo en relación a las criaturas

CAPÍTULO XI

De Dios se predica algo en relación a las criaturas

Puesto que la potencia es atribuible a Dios por respecto a sus efectos, y la potencia tiene razón de principio, según se ha dicho (c. 10), y, además, el principio se llama tal con relación a lo principiado, es evidente que se puede predicar de Dios algo relativamente mirando a sus efectos.

Es incomprensible que una cosa sea relativa a otra sin que ésta, a la vez, se relacione con aquélla. Si, pues, todas las cosas se consideran con relación a Dios, porque de Él han recibido su ser, según se ha probado (c. 6), y de Él dependen, Dios, a la inversa, se considerará en relación con las criaturas.

La semejanza es una cierta relación. Mas Dios, como cualquier otro agente, produce algo semejante a sí. Luego algo se predica de Él de manera relativa.

La ciencia implica relación con lo sabido. Dios tiene ciencia, no sólo de sí mismo, sino también de lo demás. Luego algo se predica de Dios relativamente a lo demás.

El motor se define con relación a lo movido, y el agente con relación al efecto. Pero Dios es agente y moviente no movido, como ya se ha demostrado (l. 1, c. 13). Luego se predican de Él relaciones.

“Lo primero” importa cierta relación; lo mismo se ha de decir de “lo sumo”; y en el libro primero se demostró (cc. 13 y 14) que Él es el primer ente y el sumo bien.

Está, pues, probado, que se predican muchas cosas de Dios de manera relativa.

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