CAPÍTULO XCIII
No hay muchas substancias separadas de la misma especie
Por lo que llevamos expuesto acerca de las substancias separadas, podemos demostrar que no hay muchas substancias separadas de la misma especie.
Arriba se demostró (cc. 51, 91) que las substancias separadas son ciertas quididades subsistentes, y como la definición determina la especie de la cosa, pues es “el signo de la quididad de la cosa”, de ahí que las substancias subsistentes sean especies subsistentes. Luego no puede haber muchas substancias separadas si no hay muchas especies.
Las cosas que son lo mismo específicamente y difieren numéricamente tienen materia, ya que la diferencia que proviene de la forma causa diversidad de especie, y la proveniente de la materia sólo diversidad numérica. Ahora bien, las substancias separadas carecen por completo de materia y no son parte de ella ni a ella se unen como formas; luego es imposible que sean de la misma especie.
Se dan individuos de una especie entre los seres corruptibles para que la naturaleza de la especie, que no puede conservarse perpetuamente en un solo individuo, se conserve en muchos. Por eso entre les mismos cuerpos incorruptibles se da un solo individuo en una sola especie. Y como la naturaleza de la substancia separada se salva en el individuo único, pues son incorruptibles (c. 55), consiguientemente, no es necesaria la multiplicidad de individuos en esas substancias de la misma especie.
Lo específico es de más categoría que el principio de individuación no específico. Por lo tanto, la multiplicación de las especies da más realce al universo que la multitud de individuos de una especie. La perfección del universo en grado sumo se halla en las substancias separadas. Luego mejor cuadra a dicha perfección que haya muchas específicamente diversas que muchas numéricamente de la misma especie.
Las substancias separadas son más perfectas que los cuerpos celestes. Pues si en ellos por su cualidad no se da más que un individuo en cada especie, ya porque cada uno tiene toda la materia de su misma especie, ya porque tiene en grado perfecto el poder para alcanzar en el mismo su fin específico, como se ve en el sol y la luna, con más razón no hay más que un individuo específico en las substancias separadas.
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