CAPÍTULO VII: En Dios hay potencia activa

CAPÍTULO VII

En Dios hay potencia activa

Con esto se ve claro que Dios es potente y que con razón se le atribuye la potencia activa. Pues:

La potencia activa es el principio de obrar en otro en tanto que es otro. A Dios le es conforme ser principio de la existencia de las demás cosas. Luego a El se le puede atribuir ser potente.

Como la potencia pasiva resulta del ser en potencia, así la potencia activa resulta del ser en acto, pues cada uno obra en cuanto está en acto y recibe en cuanto está en potencia. Ahora bien, a Dios compete ser en acto. Luego le compete la potencia activa.

La perfección divina encierra en sí todas las perfecciones, como consta por el libro primero (c. 28). La potencia activa es integrante de la perfección de la cosa, pues cuanto más perfecta es una cosa, tanto más potencia tiene. Por tanto, no le puede faltar a Dios la potencia activa.

Todo el que obra puede obrar, porque el que no puede obrar es imposible que obre, y el que está imposibilitado para obrar necesariamente no obra. Mas Dios es agente y moviente, como se demostró anteriormente (l. 1, c. 13). Luego puede obrar, y con todo derecho se le atribuye la potencia activa, aunque no la pasiva.

Por esto se dice en el Salmo: “Poderoso eres, Señor”. Y en otro lugar: “Tu poder y tu justicia, (oh Dios!, hasta en lo más alto, las maravillas que hiciste”.

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