CAPÍTULO LXIX: Contestación a los argumentos con que arriba se prueba que la substancia intelectual no puede unirse al cuerpo como forma

CAPÍTULO LXIX

Contestación a los argumentos con que arriba se prueba que la substancia intelectual no puede unirse al cuerpo como forma

Consideradas estas razones, no es difícil solucionar l as objeciones opuestas anteriormente contra dicha unión (cc. 56 y 59).

La primera razón parte de un falso supuesto. Porque el cuerpo y el alma no son dos substancias actualmente existentes, sino que de ellas hácese una substancia actualmente existente; pues el cuerpo del hombre no es actualmente el mismo cuando el alma está presente que cuando está ausente, pues quien le da el ser actual es el alma.

Se objeta en segundo lugar que la forma y la materia están contenidas en un mismo género. Sería falso si se considerasen ambas como especies de un mismo género, pero no si como principios de una misma especie. Porque la substancia intelectual y el cuerpo que, existiendo separadamente, son especies de géneros diversos, en cuanto se unen, son como principios de un solo género.

No es necesario que la substancia intelectual sea forma material, aunque su ser esté en la materia, como indicaba la tercera razón. Pues no está en la materia como inmersa en ella o totalmente comprendida por ella, sino de otro modo, como ya se dijo.

Sin embargo, porque la substancia intelectual se una al cuerpo como forma no se rechaza lo dicho por los filósofos de que el entendimiento está separado del cuerpo. Pues en el alma hay que considerar su esencia y su potencia. Según su esencia, da el ser a tal cuerpo, y según su potencia, efectúa sus propias operaciones. Si, pues, la operación del alma se realiza mediante un órgano corporal, es necesario que la potencia del alma, que es principio de tal operación, sea acto de aquella parte del cuerpo por la que se realiza la operación, como la vista es acto del ojo. Mas si su operación no se realiza mediante un órgano corporal, su potencia no será acto de cuerpo alguno. Y por esto se dice que el entendimiento está “separado”; no “sin que” la substancia del alma, cuya potencia es el entendimiento, o sea, el alma intelectiva, sea acto del cuerpo, como forma que da el ser a dicho cuerpo.

Y no es necesario, si el alma es, según su substancia, forma del cuerpo, que todas sus operaciones se realicen mediante el cuerpo y, por ello, todas sus potencias sean actos del cuerpo, como indicaba la quinta razón. Pues ya se demostró que el alma humana no es una forma totalmente inmersa en la materia, porque de todas las otras formas es ella la que está más elevada: sobre la materia. Luego puede realizar operaciones prescindiendo del cuerpo, es decir, independizándose de él para obrar, pues tampoco depende del cuerpo en cuanto al ser.

Todo esto manifiesta que las razones con que Averroes se empeñó en defender su opinión no prueban que la substancia intelectual no pueda unirse al cuerpo como forma.

Los conceptos que Aristóteles atribuye al entendimiento posible, que es “impasible”, “inmixto” y “separado”, no fuerzan a confesar que la substancia intelectual no esté unida al cuerpo como forma que le da el ser. Pues son verdaderos, aunque se diga que la potencia intelectiva, llamada por Aristóteles “potencia perspectiva”, no es acto de un órgano a través del cual ejerciera su operación. Y esto lo declara por su propia demostración; porque por la operación intelectual mediante la cual entiende todo, demuestra que es inmixto o separado, pues la operación pertenece a la potencia como a su propio principio.

Por donde se ve que la demostración de Aristóteles no lleva a concluir que la substancia intelectiva no se una al cuerpo como forma. Porque, si decimos que la substancia del alma está unida con el cuerpo en cuanto al ser y que el entendimiento no es acto de ningún órgano, no se sigue que el entendimiento tenga “una naturaleza” (hablo de naturalezas sensibles), pues no se dice que sea “armonía” o “razón de algún órgano”, como dice del sentido Aristóteles en el II “Sobre el alma”, el cual es “cierta razón del órgano”. Luego el entendimiento no tiene operación común con el cuerpo.

Además, que al decir Aristóteles que el entendimiento es “inmixto o separado” no intenta excluir que sea parte o potencia del alma, la cual es forma del cuerpo, se demuestra por lo que dice al final del libro I “Sobre el alma” contra aquellos que afirmaban que el alma tiene sus diversas partes en las diversas partes del cuerpo: “Si toda el alma contiene todo el cuerpo, es necesario que cualquiera de sus partes contenga algo del cuerpo”. Pero “eso parece imposible. Porque es difícil imaginar qué parte contiene el entendimiento o cómo la contiene”.

Es evidente también que como el entendimiento no es acto de ninguna parte del cuerpo, no se sigue que su recepción sea la recepción de la materia prima, pues tanto su recepción como su operación realízanse sin órgano corpóreo.

Ni siquiera se suprime la potencia infinita del entendimiento; porque no se dice que su potencia está en la magnitud, sino que se funda en la substancia intelectual, como ya se dijo.

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